Capítulo 109

9.8K 701 466
                                    

Narrado por Mangel

-Rubiuh, coño, que te apureh. ¡Cheeto!- Me ehtaba agarrando un ataque con ehte par. Había llegáoh er día del matrimonio de Francihco y Antonio y no podía permitirme llegar tarde a ehto. Podía llegar tarde a tóh pero no me perdonaría llegar dehpuéh de que haya pasáoh tóh lo bonito y cursi.
-Ya joder, cálmate. Maldita corbata hija de puta- Veía a Rubiuh pelear con su corbata; Se veía tan atractivo, joder. Íbamoh bahtante cliché, pero bahtante eleganteh. Rubiuh con una corbata de un azul eléctrico que intensificaba el color de su piel. Cheeto ni puta idea de como iba, Rubiuh me tenía tan embobáoh mirándolo que no había nada máh en mi cabeza que su ehbelta figura demohtrada en ese traje que le quedaba ceñido de una forma ehpectacular.
-Oye, deja de violar a Rubiuh con la mirada- Cheeto me sacó de mi letardo, haciéndome sonrojar levemente porque Rubiuh ehtaba al láoh nuehtro.
-Deja que me mire, hace subir mi ego- Bromeó, acercándose a mí para plantarme un beso así de la nada. Me quedé de piedra, con el corazón en la mano. Ehcuché la risa de Cheeto, a la véh que decía algo burlándose de la situación, en cambio yo, seguía pensando en ese pequeño gehto que había hecho aflorar de mi ehtómago mileh de maripositah homosexualeh.
-Que tonto ereh, joder. Terminen de arreglarse y vámonoh de una puta veh- Teníamoh un largo viaje por delante. La invitación, que anteh había síoh solo para Rubiuh y para mi, se había extendido hahta Cheeto, dehpuéh de tóh loh chicoh lo conocían y lo ehtimaban mucho, como un amigo máh.
-¿Por qué decidieron hacer el matrimonio en Barcelona?- Ehcuché como Cheeto me preguntaba, mientrah se amarraba loh cordoneh de loh zapatoh ya brillanteh de tanto ser luhtraoh.
-Los padres de Francisco deseaban que fuese una ceremonia espectacular- Se adelantó Rubiuh, rehpondiendo a su pregunta. –La madre de Francisco tiene bastante dinero, más que nada por su trabajo, así que les ofreció una boda en la playa. Además es un punto céntrico entre donde viven las familias de Francisco y Antonio. Nunca he ido a una boda en la playa, así que no sé si habrán protocolos distintos o que se yo. La cosa es que tendrás que conducir lo que no has conducido en mucho- Dijo lo último con un tono de burla. Era verdáh. Cheeto era el único que tenía el carné de conducir, así que no había mucho en lo pudiésemoh ayudarle en el viaje, salvo hacerle compañía y cantarle una que otra canción desafináh.
-Ehtoh chicoh van por tóh ¿eh? Pensar que ya ha pasáoh tanto tiempo dehde que loh conocimoh. Y que elloh te ayudaron un montón a darte cuenta de que lo que sentíah no era algo de otro planeta. Rubiuh ereh un gilipollah con suerte, ya me guhtaría que alguien se ehmerara tanto en quererme así- Me sorprendí por lah palabrah de Cheeto, y a la véh me dieron un poco de vergüenza, máh que náh porque el tema lo ehtábamoh tocando tan a la ligera.
-Cheeto, si quieres amor, te presto a Mangel. Sabe hacer unas cosas muy bien, quedarás sorprendido- Se dehcojonó el hijoputa, y ya no me hizo tanta gracia. Puse loh ojoh en blanco, suhpirando un poco resignáoh por el retraso de mi amigo, digo, de mi novio. Que bonito sonaba, joder.

Noh subimoh al coche, yo adelante junto a Cheeto, y Rubiuh atráh como el niñato que éh. Loh mayoreh debemoh ehtar adelante... bueno, que él eh mayor que yo, coño.
-¿Cuántas horas son hasta Barcelona?- Ya lo imaginaba en mi mente quejándose todo el puto camino. Me cago en la puta debería haber traído el cloroformo pa' dejarlo durmiendo todo el camino.
-No tengo idea Rubiuh, depende del tráfico y un sinfín de factoreh así que te quedah tranquilo y dejah de tocar loh cojoneh o te tiro del puto coche- Cheeto levantó lah cejah y se rahcó la barba, riéndose. Rubiuh se cruzó de brazoh, mirando por la ventana trasera, refunfuñando. No le guhtaban loh viajeh largoh, y yo lo sabía.
-Joder ya, te acompañaré- Me saqué el cinturón y me bajé del coche anteh de que Cheeto partiera, sentándome en la parte trasera, mientrah le dedicaba una sonrisa culposa a Rubiuh.
-Joer, y ahora soy chofer. Me cago'n tóh macho- Noh miró por el retrovisor, para luego centrar la vihta en el camino, para emprender ruta a Barcelona.
-No era necesario, Mangel, estaba de coña- Me dijo con una voz conciliadora. No pude evitar besar suh labioh, devolviéndole aquel beso que me había robáoh cuando noh arreglábamoh.
-Cállate ya, coño. Que ereh mi novio y quiero ehtar contigo- No podía dejar de repetirlo; eh como recordarte una y otra véh que aquello que tanto deseabah, se ehtá haciendo realidáh o mejor aún, que lo tieneh ahí mihmo, que ya no eh una simple anhelación.
-Oye, uhtedeh doh. Si van a ponerse a follar en mi coche, mínimo que dehpuéh dejen tóh limpio- El comentario ácido de Cheeto noh hizo mirarnoh a Rubiuh y a mí, acto seguido, el hijoputa puso ese CD que ya ehtá máh que rayaoh.
-Igual no sería mala idea- Rubiuh me susrró al oído, logrando sacarme una sonrisa boba.
_______________________________________________________
-Me duelen loh pieh y el culo macho- Cheeto se bajó del automóvil, ehtirando todo su cuerpo, al igual que nosotroh. Había síoh un viaje agotador, pero al fin ehtábamoh en Barcelona. Se podía rehpirar ese aire cohtero que Madrid no tiene, por ser una ciudáh céntrica que no tiene ni oxígeno.
-¿Estamos en la dirección correcta?- Ehtábamoh donde se suponía que debíamoh ehtar, y eso ehperaba, porque ya me ehtaba dando un poco de vergüenza ehtar paráoh en mitad de la nada con traje formal.
-Ehtá claro, dejemoh aparcáoh aquí y vayamoh caminando hacia el borde cohtero. Si eh en la playa, tendremoh que bajar hahta allá- Era un lugar apartáoh, no la playa pública a donde todoh van, sino máh bien algo que parecía realmente priváoh. Quizá habían arrendáoh o no sé qué, pero anteh de llegar a la playa vimoh como todo ehtaba decorado de una forma ehpectacular. Unah rejitah de madera dividían lo que sería el pavimento de la playa, y en ella había un tipo, igualmente arregláoh para la ocasión, que noh ehtaba pidiendo loh parteh matrimonialeh, o diciéndolo vulgarmente, lah entradah. Le mohtramoh lah nuehtrah y Cheeto la suya, dejándonoh entrar. Había un lienzo ehtirado a lo largo de toda la arena, llegando casi hahta el agua que hacía de camino. Muchah sillah dihpuehtah de manera ordenada, unoh mesoneh con manteleh blancoh y unah floreh sujetah a cada rehpaldo de lah sillah que allí se encontraban. No ehtaban ni Francihco ni Antonio como era de ehperarse, pero si había bahtante gente, de todah la edadeh.
-¿Conocen a alguien aunque sea?- Noh preguntó Cheeto, mientrah movía lah manoh sin saber que coño hacer.
-No, pero somos invitados así que pasemos y ya- Rubiuh se encogió de hombroh, mirando a su alrededor. Pude notarlo sorprendido; y quien no lo ehtaría con algo tan bien hecho. Se veía todo reluciente, brillante y, con el sonido de lah olah, se veía aún máh ehpectacular. Habían teníoh suerte. Dehpuéh de díah tan fríoh, había tocáoh uno con un sol ehpléndido. Vuelvo a recordar eso de que, a la gente buena, le pasan cosah buenah.
-¡Chicos!- Pegué el salto de mi vida, volteándome y dándome cuenta que era ni máh ni menoh que Francihco.
-¡Fran!- Dije con una sonrisa amplia, ehtrechando su mano para tranhformar aquello en un abrazo. –Macho te felicito, se ve maravilloso todo. Se han ehmeráoh un montón- No pude evitar comentárselo; realmente se veía increíble, casi como un sueño.
-Gracias Mangel. ¡Hola Rubius! Tanto tiempo, bueno... hablamos hace como dos días por el móvil pero no nos veíamos hace mucho- Si, aunque pareciera raro, hace unoh díah habíamoh habláoh con Fran y Antonio rehpecto del matrimonio, eh por ehto que Rubiuh conocía la razón del matrimonio en la playa y esah cosah.

Luchemos Por Esto - Fanfic (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora