Capítulo 75

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Narrado por Mangel

Noh ehtamoh convirtiendo en algo, no sé como nombrarlo, pero eh algo tremendamente malo. No tendremoh oportunidáh de salir de ehta. El tiempo se te acaba Rubiuh. Te lo digo en serio.

-Me guhta que te pongah guanteh y bufanda… Pareceh un niño pequeño- Le sonreí, mirando su rohtro colorado por el frío intenso que hacía en lah calleh de Madríh. Me encataba verlo así, tan dulce, tranquilo… Tan natural
-Mangel, yo soy un niño pequeño. Que no se te olvide- No pude evitar sonreir. Ehto que ehtoy sintiendo no eh ni medio permitíoh. Lo siento tan mío, como si fuéramoh algo… Él mihmo me ehtá haciendo caer. Cruzamoh la calle pa’ dirigirnoh a una tienda al azar cuando, en un impulso, tomé la mano, abrigada por esoh lindoh guanteh, de Rubiuh.
-¿Qué haces, gilipollas?- A veceh olvido que no tengo permitíoh hacer ehto. A veceh olvido que, yo no tengo ehtah atribucioneh. Joder.
-Rubiuh, no ehtéh tan nervioso por algo tan sencillo- Lo solté de inmediato, suhpirando un poco resignáoh. No era culpa de él, pero tampoco era mi culpa… Si él pretendía no provocarme náh, con esa sonrisa tan suya. Esa actitúh tan cálida que siempre había teníoh conmigo, ehtaba muy equivocáoh.
     Entramoh a la susodicha tienda que vendía cosah bahtanteh aleatoria. Dejé a Rubiuh vagando por lah gavetah, mientrah buhcaba algo interesante. Algo llamó por completo mi atención… Increíblemente no era para nadie de mi familia, sino para la hermanita pequeña de Rubiuh.
-¿Y ehto?- Una cajita cualquiera, con lindoh adornoh por fuera. La giré, revisándola por tóh loh ánguloh, para abrirla y llevarle la sorpresa de mi vida… No pude evitar sentirme triunfante al haber conseguíoh algo tan lindo y que, de seguro, haría sonreir a ese encanto de niña.
     Siempre he teníoh una ley. Si logro conseguir algo bueno y rápido, significa que eso era lo que tenía que encontrar en ese lugar en ehpecífico. En resumíah, no había motivo para seguir buhcando allí.

      Comencé a caminar de vuelta por loh pasiloh, buhcando a Rubiuh, sin anteh pasar por una caja y pagar el regalito, pidiendo que lo envolvieran con un papel brillante bahtante bonito. Tengo una hermana, y eso me da la facilidáh de saber que le guhta a lah niñah. A mi hermana le guhtaría, yo lo sé.
-Ven, vamoh a otro láoh- Le dije a Rubiuh, a lo lejoh, para ver como se daba la vuelta, asintiendo sin máh.
-¿Ya encontraste un regalo?- Noté como dirigía suh hermosoh ojoh verdeh al paquete brillante que tenía en lah manoh.
-Si. Encontré el regalo pa’ mi hermana- Le mentí. No era necesario que se enterara de tóah la hihtoria… Dehpuéh de tóh Rubiuh no podrá abrirlo hahta que se lo entregue a su hermana. Me guhtaría pasárselo personalmente pero bueno, una cosa por otra.

      Noh pusimoh a caminar por sol y loh alrededoreh, bahtante tiempo. Lah horah pasaron de manera fugáh, mientrah nosotroh ehtábamoh en nuehtro propio mundo, hablando y riéndo de la gilipolléh que se noh viniera a la cabeza.
-Tío ehtoy cansáoh. ¿Vamoh a sentarnoh al parque?- Lo vi asentir, cosa bahtante ehtraña. Solía ser yo quién seguía a Rubiuh, pero ehta véh se le veía bahtante… ¿sumiso? No sé si esa eh la palabra adecuáh-
¿Te ayudo? No sé como has podido encontrar tantos regalos- Vi como me quitaba algunah bolsah de encima. La tarde había síoh bahtante productiva. Había encontráoh regaloh pa’ tóh el mundo… Mi familia solía juntarse en grupoh grandeh, así que comprar regalo era una verdadera osadía.

     Tuvimoh una conversación bahtante común, en la que Rubiuh se quejaba de su ehtáoh físico y yo sólo podía dehcojonarme, mientrah dihfrutaba ehte momento junto a él. Ehta tarde fría de ambiente, pero cálida en el interior… Tenerlo conmigo luego de lo ocurrido ese día…

“-No dejes de moverte”

  Aquella frase, tan lasciva, tan fuera de él, se me repetía día tráh día. Era una mehcla entre una tortura y una satihfacción. No poder tenerlo para mí era la tortura, pero recordar su rohtro en ese momento tan íntimo, era la verdadera recompensa, y la satihfacción que sentía por haber lográoh algo que, en mi víah se me hubiese pasáoh por la cabeza, era mayor que la tortura. Pero ehte no era el momento adecuáoh para pensar en tóh eso; quería dihfrutar ehto como algo de amigoh, o bueno… como algo.

Luchemos Por Esto - Fanfic (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora