Capítulo 88

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Narrado por Rubius

   No debe ser sano esto que estoy sintiendo… No debe ser sano estar encerrado en el baño tanto tiempo, encogido, desesperado…
-Ella va a venir; se va a preocupar y no sabré que responder- Llamar a Mangel sólo lo había empeorado. Sentía su voz quebrada al otro lado del móvil, preguntándome una y otra vez que podía hacer por mí. ¿Para qué lo llamé? No había nada que hacer y yo lo tenía más que claro. –Esta guerra debo finalizarla solo- Le había dicho a Jen que me esperara, que me dolía un poco el estómago. Ella ya estaba con un mapa, trazando la ruta que haríamos luego de año nuevo… ¿Cómo soportar su mirada, su corazón roto luego de todo lo que tengo que decirle? Es doloroso, más aún porque la amé en algún momento, la quise en mi vida como algo indispensable, quería que formáramos una vida juntos, quizá hasta había pensado crecer, crear una familia…
-No puede ser- Escondí la cabeza entre mis rodillas, mientras me mantenía en esa posición que me daba protección. Estaba al lado de la puerta, esperando para tomar esa decisión que cambiaría mi vida. Se veía tan feliz, tan ilusionada.
-¿Rubén? ¿Te encuentras bien?- Me sobresalté, levantándome del piso de un solo salto. Me sequé los ojos con el dorso de mi mano, aclarando la voz de manera sutil para no levantar sospechas.
-S-si, salgo de inmediato. Dame un segundo- Estaba seguro de que no la había convencido pero no perdía nada, después de todo si no respondía sería muchísimo más extraño. 
-Bueno, es hora- Inhalé, mirándome un momento al espejo. Tenía un aspecto demacrado. Verla tan contenta, sentada en la mesa de la sala de estar mientras me comentaba la infinidad de cosas que quería hacer, me había quebrado y en cuanto me levanté, con la excusa barata de sentirme mal, entrando al baño y encerrándome, solté absolutamente todo lo que me estaba destruyendo, cayendo en un llanto doloroso y silencioso.
       Esperé unos minutos para que el enrojecimiento de los ojos se me pasara, y salí del baño digno y triunfante, como si ya me sintiese a la perfección, sabiendo que estaba más que roto por dentro.
-¡Llegaste! ¿Te sientes mejor?- Sólo asentí, sentándome a su lado. Comenzó a inspeccionarme muy seria, como si supiera que había llorado con anterioridad. -¿Seguro?- Me molestaba su suspicacia, no me dejaba respirar. Asentí nuevamente, distrayéndome con el mapa que tenía en sus manos.
-¿Has pensado en algo?- Pregunté, intentando amenizar el momento de la mejor manera posible. Ella me miró con una sonrisa, y pude notar con aquel simple gesto que la había podido distraer de mis propias pesadillas.
-Si, hay lugares muy bonitos, amor. Creo que podríamos irnos a las Islas Canarias… Sin duda es un lugar que hay que conocer antes de morirnos- Hice una mueca rápida, expresando menos alegría de la que hubiese imaginado expresar nunca. Ella se percató de esto. -¿No te gusta la idea? Sé que es caro, pero con lo que hemos ahorrado podríamos viajar sin problemas, dejamos a Hachi y Raspy con el padrino y nos vamos una semana… Además te serviría para descansar de Youtube, te he visto un poco malito estos días- Ella tenía razón en ese sentido pero, ¿Cómo viajar con ella cuando no siento absolutamente nada? Es una gilipolles, además de ser una completa falta de respeto.
-Creo que deberíamos organizar primero lo que es el año nuevo y luego ver lo que haremos más adelante- Estaba siendo demasiado cortante. Ella dejó de lado el mapa, levantándose con ánimo.
-Tienes razón, entonces veré que podemos comprar. Un año excelente pasa, y se acerca uno mejor ¿no crees?- Cállate… por favor cállate y deja de destruirme más y más. Esto es una maldita tortura.
        Luego de asentir por enésima vez, me levanté de la silla, revolviéndome el cabello un poco ofuscado. Ella estaba demasiado emocionada por algo que no iba a ocurrir. Tengo que decírselo… No puedo seguir esperando.
-Jen…- La nombre, mientras me acercaba a la cocina, donde se encontraba ella, buscando algo en la nevera.
-Dime- Se volteó, sonriéndome de oreja a oreja. Tragué saliva, mordiéndome el labio inferior con bastante fuerza. La tenía en frente, podía terminar con esta maldita tortura aquí y ahora, podía acabar esta pesadilla, darle tiempo al tiempo, olvidarme de todo y escapar de una vez de toda esta mentira que no hacía nada más que hacernos daño y destrozarnos cada día un poquito más.
-Tengo que decirte algo importante…- Me acerqué a ella de manera lenta. ¿Cómo le dices a alguien que ya no sientes nada por ella y que de hecho te enamoraste de tu mejor amigo? No debo ser al úncio gilipollas que se le pasó esto por al cabeza ¿verdad?... ¿verdad?
-Dios, cuando te acercas así me acojonas. ¿Qué pasa?- Estaba más feliz que de costumbre. No podía aguantar la presión de verla llorar por mi culpa, de verla borrar esa linda sonrisa de su rostro… Me gusta Mangel, lo quiero, lo necesito, pero no soy capaz de verla así, de verla destrozada, hundida en mi misma miseria.
-Te amo- ¿Qué estoy haciendo? ¿Me estoy arrepintiendo a último momento? No, no es arrepentimiento… Mi “Te amo” es sincero. Yo amo a Mangel, pero también amo a Jen, quizá ya no como lo hacía en un pasado, pero aún quedan esas pequeñas migas; esos rastros de amor que nos llevaron a vivir juntos, a tener tantas experiencias como un solo ser. No puedo decirle que todo se acabó y ya… Es año nuevo; un nuevo comienzo como bien decía ella… Será que, ¿no podré hacerlo jamás?
-¿En serio era eso? Me asustaste, tonto. Yo también te amo. Ahora ven, ayúdame a decidir que compraremos para año nuevo… ¿la pasaremos solos o quieres invitar a Mangel?- Su mirada fue sincera, después de todo siempre lo pasábamos juntos, pero desde que ella se enteró de que él tenía dobles intenciones, todo se fue a la mierda. Y la entendía, lo sentía como una amenaza, o simplemente le daba lástima.
-No, creo que este año debemos pasarlo los dos- Era un castigo para los tres. Me tendría que besar con Jen, tendría que mirarla a la cara y decirle cuanto añoraba pasar un año más con ella… tendría que abrazarla, mimarla… quizá hasta acostarme con ella; Mangel dormiría en la habitación de invitados, mientras nosotros consumamos nuestro amor que a duras penas se puede mantener en pie.
-¿Seguro?- Sólo asentí, mostrándole una sonrisita ladeada. Se le veía feliz por mi decisión, los tres siempre habíamos sido amigos, pero claramente ya nada sería como antes; no existirían más risas compartidas, no habrían bromas, no habría nada. 
         La tarde pasó lenta; tuvimos que salir de compras para no tener que encontrarnos con el gentío del día 31. Jen se paseaba por los pasillo del supermercado como una niña pequeña, echando cositas al carrito. Ella solía ser la mas madura de los dos, solía comportarse de una manera seria y cuidadosa pero, para dolor mío, estaba más feliz y entusiasmada que cualquier día.
-Creo que tenemos todo- Anunció, acercándose a mí con una amplia sonrisa. Le devolví la sonrisa un poco forzada, dirigiéndome a la caja para pagar todos los suministros. Había comprado gorritos, mierditas que explotan y un montón de cosas que encontraba innecesarias. Quizá antes me hubieran causado mucha gracia, pero ahor a no había nada que me tranquilizara, ni siquiera un año nuevo.

Luchemos Por Esto - Fanfic (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora