Narrado por Rubius-Que doloroso es pensar en un futuro sin ti… Que doloros y triste. ¿No lo has pensado? Si tan sólo el mundo fuese un lugar más abierto, sin tan sólo pudiese tomar tu mano y mirarte. No le quiero dar explicaciones a nadie… tu eres mío, y así será hasta que tu me digas que esto se acabó. ¿Lo puedes entender?
-Si, lo entiendo… ¿Y si el amor se noh ehcapa? ¿Si ya no hay cura y simplemente ehtamoh jugando? Cuando noh caigamoh, no habrá forma de levantarse.
-¿Te asusta? ¿No quieres intentarlo Mangel? No te vayas por favor… no huyas… no.
Mis ojos pesaban como nunca. Los abrí lentamente, sintiendo como la luz del sol los dañaba con cierto recelo. Un pequeño rayo de luz se posicionaba justo encima de mi párpado.
-Buenos días- Su voz… ¿Cuántas veces la volvería a escuchar en la mañana? Esto es un temporizador que al llegar a cero, me quitará demasiado.
-Buenos días princesa- Le dije con un tono bastante cariñoso. Tengo miedo de despedirme, de dejar todo atrás, pero tengo claro que, lo que le dije anoche a Mangel es completamente verdad. Todavía no puedo creer que esté dudando a estas alturas, de hecho yo debería ser el más confundido, y me acojona darme cuenta de que tengo las cosas demasiado claras.
-Te ves un poco pálido- Me comentó, mientras sentía como la cama se movía con bastante sutileza. Al parecer se estaba levantando de esta.
-No me siento del todo bien… creo que agarré un resfriádo- Era normal siendo invierno, y más todavía por exponerme de esa manera al frío la noche anterior. Quedamos más que empapados, sentía hasta los huesos mojados, pero increíblemente el frío no me invadía… Podría asegurar que Mangel estaba igual que yo. Por cierto ¿Cómo estará?
-Amor, tus padres se van hoy día… Será mejor que les preparemos el desayuno o algo así, ¿No crees?- Una de las cosas que más me daba miedo de todo esto, era la forma en que sucederían las cosas. Jen es totalmente preocupada, inteligente y realmente astuta. Sabe darme el apoyo necesario en el momento justo, y no es que Mangel no lo haga pero joder, somos dos chicos. Cual de los dos es más gilipollas y desordenado… Casi parece una broma de mal gusto.
-Creo que tienes toda la razón, como siempre- Me encogí de hombros, levantándome de la cama sin antes emitir un fuerte estornudo. Vale, lo confirmaba, estoy jodidamente resfríado.
Vi a Jen cambiarse de ropa en mis narices… Su cuerpo era esbelto, níveo y delicado. Podía tener más que claro que, las mujeres me seguían atrayendo muchísimo. Todo de ella me atraía fuertemente, especialmente sus caderas desnudas y esa linda cintura que siempre había aplaudido… Pero ¿Es más que eso? Digo, me puede gustar muchísimo por su físico, por su belleza pero necesito algo más… Y ese algo sé quien me lo puede dar. Lamentablemente ya no es Jen, y me duele, hasta me acojona admitirlo.
-¿Te vas a vestir o no?- Me había quedado embobado viendo su espléndida silueta. Se puso unos leggins y una camiseta que le quedaba perfecta, seguida por una de mis tantas sudaderas… Si Mangel viera la costumbre que tiene de ponerse mi ropa, de seguro que me mandaría a tomar por culo no una ni dos veces, sino que treinta o quizá más.
-Si, si… Estaba pensando- Mentí. Estaba viéndola, atraído por sus encantos de medusa… Joder, no puedo flaquear ahora, no ahora que le he dicho absolutamente todo a Mangel. Ni ebrio hubiese podido decírselo a otra persona.
Me desperecé, dirigiéndome a las gavetas donde solía guardar mi ropa. Tomé algo casual; unos jeans, la camiseta verde con la sonrisa y mi sudadera azul. Jen ya había salido de la pieza cuando yo recién había terminado de vestirme.
-Joder…- Me revolví el cabello con cierta frustración encima. Me jodía completamente pensar en que le diría. ¿Y si a última hora me arrepentía? ¿Si se me ocurría sentir nuevamente un amor alocado por ella? Tenía más que claro que eso no sucedería… aunque me acojonaba seriamente el pensar que me echaría para atrás y mandaría todo a la mierda. No puedo hacerle eso a Mangel, tampoco puedo hacerle esto a Jen, no puedo seguir mintiéndole y mintiéndome.
-A tomar por culo… Ya lo tengo decidido- Exhalé por la nariz con bastante fuerza, saliendo de la habitación un poco más despejado. Mi hermana ya estaba vestida, las maletas estaban en la sals de estar. Mi madre estaba en la cocina, ayudando a Jen a no se que cosa, mientras el padrino ponía la mesa… Me siento como un verdadero inútil en estos momentos.
-Buenos días hijo. Ven, ayúdame con esto- Me dijo. Me acerqué a él con rapidez, recibiendo de su parte unos cubiertos. Me encogí de hombros y simplemente hice lo que me pidió.
-Iré por Febrero Héctor, a pasar un tiempo con ustedes. Extraño Noruega…- Le comenté como solía hacerlo cuando estaba relajado y buscaba una conversación amena.
-Tu sabes que eres bienvenido cuando quieras Rubén. Ahora…- Vi como dejaba de hablar, mientras se acercaba levemente a mi oreja. -¿Cómo vas con lo tuyo?- Su susurro hizo que me petrificara de pies a cabeza. Sentí las mejillas tremendamente coloradas, y el corazón me dio un vuelco que de seguro no es nada sano.
-N-no preguntes ese tipo de cosas en un lugar así, Héctor- Tosí un par de veces, como si intentara disipar esa sensación de vergüenza que había en el aire.
-Pero si están en la cocina, no están escuchando nada hijo. ¿Te decidiste?- Suspiré, un poco frustrado por su intromisión.
-Si… Me decidí- Dije entre dientes, mientras dejaba los tenedores al lado de los platos que ya estaban puestos en la mesa. Me detuve, apoyando las manos en esta y bajando la cabeza. –Tengo miedo…- Admití, aún en esta posición que me daba cierta protección contra cualquier palabra que pudiese hacerme daño.
-Es normal… Creo que por tu respuesta, sé a quien escogiste- No había que ser adivino para captarlo, después de todo las cartas estaban echadas y yo ya había hecho mi jugada. Sentí su mano en mi espalda, mientras la palmeaba con cariño. –Piensa que esta decisión te hará feliz, y hará feliz a Mangel… También dejarás de mentirle a Jen, lo que más que felicidad, te traerá calma. Siempre sale alguien herido… Lástima, me cae muy bien esta chica- Levanté la cabeza, agitándola de un lado a otro como si estuviese sacándome toda la mierda de encima.
-Es una buena chica. Demasiado buena- Suspiré, terminando el trabajo que se me había asignado al comienzo. Me di la vuelta, para mirarlo un segundo y luego desviar la vista a mi hermana, quien se encontraba en el sofá jugando con algunos de sus regalos. –Mantén el secreto por favor. No quiero que a mamá le de un ataque o algo. ¿Qué crees que diga cuando me atreva a contárselo?- Si terminar me acojonaba, contárselo a mi madre me ponía a temblar… No podía decirle “soy gay”, tampoco podía decirle “soy heterosexual”… es contraproducente que me guste un tío y me llene la boca diciendo aquello, pero… Mangel no es cualquier tío, y quizá eso es algo que mi madre pueda entender, o también puede que le choque aún más… Nos ha visto dormir juntos, jugar juntos, reír juntos… Nos ha visto crecer unidos, casi como si fuéramos hermanos. ¿Cómo le dices a tu madre que te gusta tu hermano? Vale, no es el caso pero es realmente parecida la situación. O quizá estoy divagando y sería mejor que dejara de pensar mierdas sin sentido.
-Yo creo que lo aceptará. Le guste o no tu madre es tu madre y así será por siempre, aunque niño, tu eres los ojos de ella, no creo que te diga absolutamente nada, sólo apoyarte y ya- Sus palabras me alentaban demasiado, tanto que podía sentir la fuerza de querer hacerlo ahora mismo. Aunque luego lo pensaba y se me quitaban las ganas por completo.
Mi madre y Jen volvieron de la cocina, dejando platos de fruta y más cositas sobre la mesa. Nos sentamos y tuvimos una conversación muy de rutina, dejando que el tiempo pasara sin dolor. Así fue como pasó el tiempo, y fue tanto así que no nos dimos cuenta de que ya había dado la hora para decir adiós.
-Vamos Héctor, apresúrate- Mi madre le decía cosas al padrino, que moviera esto para acá, que abrigara a mi hermana, que se le olvidaba el cepillo de dientes. Era una locura, pero lograron terminar a tiempo.
-Te extrañaré mucho amor. Cuídate y cuida de Jennifer. Los quiero mucho- Mi madre me abrazó y yo lo recibí sin más, enrollando mis brazos en su cuello, después de todo la altura me lo permitía con bastante facilidad.
-Te quiero hijo, estamos viéndonos en Febrero- Me guiñó un ojo, seguido de un fuerte abrazo. –Espero que traigas novedades- Su voz me sacó de la tranquilidad, y me hizo sentir la misma corriente agresiva que había sentido horas atrás.
Me despedí una vez más, sin antes abrazar con fuerza a mi hermana, que ya tenía sus pequeños ojitos llenos de lágrimas. Verla así me partió por completo el corazón, a tal punto que no quise soltarla.
-Te quiero pequeña, pórtate bien y no desobedezcas a mamá- Besé su frente, mientras sus lagrimitas corrían por sus mejillas. La solté antes de enternecerme aún más y sufrir demasiado por la despedida. Bajamos con ellos hasta la entrada del edificio, para esperar un taxi y decir adiós cuando este se los llevaba hasta que se perdieron en la calle.
-Subamos, hace frío- Me dijo Jen, tomándome de la mano para dirigirme ella misma al ascensor, el cual nos llevó de vuelta a nuestro castillo. El castillo del terror… Joder.
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Luchemos Por Esto - Fanfic (Rubelangel)
Fanfiction¿Que se puede hacer cuando el corazón decide transformar una simple amistad, en algo mas?, a simple vista, nada. Mangel Rogel, amigo de años, fiel compañero de aventuras y pareja de locuras, se enfrenta al reto mas complicado, hasta ahora, de su...