N i n e

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Jasper había descubierto lo mucho que le gustaba sentir siempre las emociones de Andromeda, latiendo igual al furor de una hoguera, tan intensas y puras que aún le resultaba sorpresivo lo mucho que ella conseguía ocasionar en él. Le dolía fingir que no tenía conocimiento alguno al respecto de ellas, que su don empático le daba la capacidad de leerla, aunque tampoco era como que ayudase mucho verdaderamente. Su mente le seguía pareciendo un acertijo, un acertijo que para su desgracia solo su hermano Edward podía descifrar. Le daba rabia pensar en eso, en que para él fuese tan fácil saber lo que ocurría en sus pensamientos.

—¿Ocurre algo? —Preguntó Andromeda a su lado en clase de Literatura, tras sentir su mirada sobre su nuca durante los veinte minutos de clase que llevaban. Llevaba una sonrisilla alegre que le levantaba las comisuras de sus labios en un gesto adorable y lo único que su tonto cerebro pudo procesar, era en lo bien que ese brillo labial le quedaba.

—No —afirmó, fingiendo demencia. Su jovial risita lo hizo corresponderle con una sonrisa embelesada, sin saber que a ella le encantaba verlo hacer eso. Se le dibujaba una bonita hendidura en la mejilla al sonreír que a ella le provocaba querer hundirle el dedo con confianza. Además, a Athenas le parecía siempre ver algo de lo más luminoso, tan tierno; se le antojó encontrar mil y un excusas para ponerlo a reír debido a su causa.

Añadiendo eso, que era por ella, la ponía a soñar despierta.

—Eres un malísimo mentiroso, Jasper Hale —canturreó juguetona, tendiéndole su parte del trabajo que debían entregar. Lo recibió, siendo cuidadoso de que sus dedos no se rozaran, aunque bien le habría gustado chocar "accidentalmente" sus nudillos con los de ella— ¿ya conociste a Gavril?

—Ah, sí. Compartimos la clase de Filosofía —platicó en tanto adjuntaba su actividad con la de ella. La escuchó soltar una especie de mini chillido eufórico que le causó curiosidad y se vio intrigado cuando Andromeda se giró en su dirección tras asegurarse que el profesor se hallaba distraído— ¿ocurre algo?

—Invitamos a Gav's al Carver Café como bienvenida al pueblo —contó, cosa de la que sabía inevitablemente tras haberlo escuchado (prometía que fue casualidad, juraba que era más que la verdad) al pasar junto a su mesa al salir de la cafetería. Le parecía una buena idea. Si él no hubiese sido quien era, también le habría gustado un recibimiento así— y pensé que tal vez te gustaría venir con nosotros, ¿qué dices? Preparan una malteada de chocolate riquísima y el filete tiene un sabor increíble.

Jasper sonrió, enternecido por el ofrecimiento y lo mucho que tal parecía le gustaba ese lugar. Escuchó sobre aquel establecimiento de alguno que otro estudiante y lo vio desde la distancia en alguna ocasión, así que sabía bien de qué hablaba.

El problema radicaba, en que a él le aterraba ser descubierto ya fuera por ella o por alguien más, por no mencionar el considerar siquiera destruir esa pequeña amistad que en ellos había. ¿Qué iba a hacer si lo descubría? ¿Qué si terminaba por entender cuál era el verdadero motivo por el cual no podía acercarse más a ella?

𝐀𝐧𝐝𝐫𝐨𝐦𝐞𝐝𝐚 || Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora