T h i r t y e i g h t

7K 665 37
                                        

≫ ─────── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ─────── ≪

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

≫ ─────── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ─────── ≪

Eran sensaciones tan extrañas la que la invadieron. Martilleaba con fuerza dentro de su sistema y hacía que cada engranaje en su cuerpo se descompusiera ante el brío con el que la afectaba. Había parado de llorar en algún momento de la tarde mientras hacía tarea, al menos hasta que recordó que solían hacerla juntos y que en toda esa semana no lo hicieron por esa trágica noche de cumpleaños.

¿Acaso existía alguna medicina que pudiese ayudarla con ese dolor intenso que le atormentaba?

Se contuvo las ganas de ir a buscarlo, porque le quedaba claro que no quería verla de nuevo. Conducir hasta su casa sería seguro un intento en vano y ridículo por buscar explicaciones que era obvio que también se reusó a darle. El recordar que Warren quiso justificarse usando mentiras solo terminaba por decirle que lo mejor, era fingir que nunca se conocieron.

Pensar así, la hizo gastarse su día con sollozos siendo su único compañero en esa enorme casa.

Por la noche, Ella Athenas ni siquiera estacionó como debía. Se sintió alterada y un nudo de preocupación le apretujaba en la boca del estómago conteniendo todo lo que quería devolver producto de los nervios. Dios, esa angustia que la carcomía la llevaba burbujeando como agua hirviendo en una olla. A trompicones se halló ingresando, maldiciendo sus tacones mientras se sumergía en la oscuridad de su hogar.

—¡¿Andy?! —Llamó, intentando con fracaso a que su voz no le fallara. La buscó en la estancia, donde solía estar por las noches viendo películas, en la cocina, donde hurgaba por bocadillos y en el estudio, donde leía por ratos.

Asustada de que le hubiese ocurrido algo, se dirigió a la alcoba de la menor donde al fin respiró con alivio al encontrarla dormida en su cama. Aquel espacio cálido se sintió frío con tanta oscuridad. Notó que había dos potes de helado tirados en el suelo, una bolsa de gomitas agridulces vacía y una enorme mancha de lo que parecía ser jarabe de chocolate.

Sonrió con pena, acercándose a la figura de su hija. Descansaba agotada, con su bello rostro hinchado y rojizo a causa del llanto. No recordaba haberla visto de esa forma antes, lo que la hizo preocuparse todavía más.

¿Cuántas veces se habría contenido? ¿En verdad la partida de Jasper Hale poseía esa capacidad de repercutir en ella? ¿Acaso tenía que ver con eso?

A la mañana siguiente, esperaba verla con algo de desdén, agotada o parecido, sin embargo, grata fue la sorpresa que se llevó cuando la vio bajando con sus habituales brincos, portando sus altas zapatillas y un bonito conjunto, incluso se preguntó cómo rayos le hizo para que su rostro mostrara relajación absoluta, como si no hubiese llorado nada.

Quizá... solo quizá...

—Buenos días, mami —saludó cantarina la adolescente, encaminándose a servirse un poco de jugo fresco.

𝐀𝐧𝐝𝐫𝐨𝐦𝐞𝐝𝐚 || Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora