T h i r t y s i x

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El estudio de Jasper era sin lugar a duda, una de las habitaciones que más le gustaba de la casa de los Cullen. Le gustaba lo cálida que le resultaba y esa energía que desprendía a masculinidad, a Jasper, a una época que se sentía lejana y muy cerca al mismo tiempo.

Probablemente, su segunda alcoba favorita sería la biblioteca, donde solía leer con inmensa curiosidad los libros de Carlisle con mitos e historias sobre seres como ellos, sobre vampiros. La única razón por la que nunca encontraba verdadero confort en toda su plenitud entre esas paredes era por las pinturas que había de los Vulturis.

Odiaba esas pinturas o en realidad, lo que detestaba con creces era la sensación desagradable que la embargaba al verlas. La intimidaban. Era imponentes, realizadas con una técnica meticulosa y profesional. La primera vez que las había visto, le fascinó encontrar esos detalles en cada pincelada que recrearon las escenas con tanta pulcritud. Le parecían unas magníficas piezas de arte.

Sin embargo, al haber sido elaboradas con tanto esmero, al venir de otra época aquellos recuadros, los orbes de aquellos vampiros fueron plasmados con un rojo vivo, un color carmesí vibrante, capturando el sadismo de una forma de vida violenta y llena de sangre.

El pensar en ello le brindaba un revoltijo incómodo en la barriga. Estaba bien informada sobre el riesgo que representaban con sus leyes tan simples que resultaban complicadas y lo exigentes que eran con su cumplimiento. Guardar el secreto era una; a veces le generaba nauseas el imaginarse la situación frente aquel al que llamaban Aro, el líder, el rey, siendo juzgada por saber la existencia de creaturas inmortales como ellos, Jasper condenado por haberle contado.

No era como que hubiese pensado mucho en eso, porque le dejaba un mal sabor de boca y lo que menos quería era que Jazz supiese lo mal que se ponía al maquinar esos escenarios. Le aterraba y le generaba angustia que en algún momento pudiesen saber de lo suyo. No sabría qué hacer.

—Andromeda —le llamó Rosalie ingresando al estudio. La chica había estado leyendo o al menos lo intentó por ponerse a darle vueltas a eso de los Vulturis.

Rose no se llevaba mal del todo con Athenas solo porque se lo prometió a Jasper. Detestaba que tuviese esa ventaja de su parte con esa cercanía que mantenían los tres Hale. Además, había notado el cambio positivo en la vida de Jazz desde que comenzaron a salir, era notable que se encontraba feliz, mucho más de lo que jamás lo vio y era algo que le agradecía en silencio a la joven mortal.

—Que bien te ves —comentó la vampiresa con una mueca, tratando de contenerse la sonrisa que amenazaba tirando de sus comisuras.

Andy modelaba un bonito vestido blanco de encajes florares y unas bonitas mangas largas. A juego había seleccionado un par de tacones en punta color palo de rosa y su cabellera, seguía estando suelta, cayendo en unas suaves ondas chocolates por sus hombros. Lucía encantadora y en su rostro habitualmente reluciente, el iluminador le brindaba más brillo.

𝐀𝐧𝐝𝐫𝐨𝐦𝐞𝐝𝐚 || Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora