𝐀 | ⋆.ೃ࿔ Había algo en Forks que lo volvía el lugar ideal para que millones de secretos se ocultaran.
Quizá era la baja población; tal vez era su silencio y los espesos bosques que rodeaban a la pequeña ciudad. A pesar de que existían múltiples teo...
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Los días de sol eran todo un privilegio en Forks. Escaseaban gran parte del año y Andromeda sabía sacarle provecho a aquello. Le gustaba la sensación tibia de los rayos de luz solar acariciándole la piel. Eran cálidos, suaves, reconfortantes hasta cierto punto. A veces solía mirar en dirección de esos fragmentos de sol, de luz, ansiosa por algo de calor.
El cielo despejado la animó a seleccionar una bonita blusa de tirantes blanca con estampado floral con un sutil escote en V, un ligero cárdigan del color del huevo que le sentaba enorme, una falda de mezclilla en tono magenta y botines cafés bastante altos. Se alistó sin prisas, con música resonando en su habitación, dejando que su larga melena chocolate cayese suelta por su espalda para un día que prometía estar radiante.
Los días soleados eran algo que ponía de buen humor a todo el condado, sobre todo a los más jóvenes que aprovechaban el buen tiempo para poder estar en el exterior. Al llegar a la escuela, no le sorprendió ver a un montón de adolescentes jugando y pasándolo bien con prendas más frescas. Incluso la calefacción de la escuela se encontraba apagada, las ventanas abiertas permitiendo que el aire del bosque ingresase. Hacía mucho que no veía esa clase de energía en la preparatoria.
En el almuerzo, el grupo de amigas quiso aprovechar para tomar un poco de sol. A pesar de que parecía el cielo querer encapotarse una vez más, eso no evitó su cometido. Andromeda guardó en su casillero su cárdigan con mucho cuidado para no mancharlo con la intención de recibir mejor los rayos UV que le proporcionaba la lejana y gigante estrella y motivada, dejó que el fresco aire de la vegetación le llenase los pulmones, como si estuviese cargándose de energía como una batería.
A su lado, Bella y Jessica le acompañaban; la primera inquieta, estirando el cuello lo más que podía con un intento de disimulo y los ojos bien abiertos, totalmente alerta, mientras que la segunda iba hablando sin parar sobre la bonita blusa que había elegido para ese día de sol.
Consiguieron de forma exitosa salir unos cuantos minutos antes de que sonase la campana, así que les permitió alcanzar una de las casi siempre olvidadas mesas del exterior. Se solían evitar por esos inconvenientes del mal clima que en días así, eran peleadas casi con uñas y dientes.
Comió de su almuerzo con tranquilidad, cuestionándose qué tanto estaría buscando la nueva estudiante, también preguntándose en dónde estaría metida Angela. Era raro que no la encontrase en su aula y más no hallarla allí en el patio de la escuela.
Jessica y Bella hablaron sobre los Cullen. Durante clases, Swan le había contado un poco a Andromeda lo que le pasaba con respecto a Edward, sobre su extraño comportamiento hostil en un momento y amable en el otro y que requería de alguna explicación de sus cambios de humor, aunque parecía que en realidad era por otra cosa. Andromeda se había reído y le restó importancia diciéndole que de todos en la familia a ella le parecía él el más raro... y a Isabella, Jasper.
