𝐀 | ⋆.ೃ࿔ Había algo en Forks que lo volvía el lugar ideal para que millones de secretos se ocultaran.
Quizá era la baja población; tal vez era su silencio y los espesos bosques que rodeaban a la pequeña ciudad. A pesar de que existían múltiples teo...
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Era difícil dejar que las cosas ocurriesen por sí mismas, pero sabía que su madre tenía razón y que lo mejor ver a dónde la podría llevar el viento como a las hojas que constantemente caían de los árboles en Forks.
Desganada llegó temprano a Literatura. Era su última clase así que debía aguardar con paciencia en el pasillo, dándole vueltas, al mismo tiempo en que maldecía que no hubiera salones vacíos en los cuales pudiera descansar bien. Con los auriculares puestos, esperó escuchando a la grandiosa Ella Fitzgerald, contendiéndose las ganas de bailar en mitad del pasillo.
—If you've got a heart, and if you're kind, then don't keep us apart* —se permitió cantar, moviendo su cabeza al compás de la rítmica melodía que escuchaba— make up your mind, you're undecided now, so what are you gonna do?*
Se acomodó en el suelo recargándose en los casilleros, sintiéndose agotada y con flojera. Suspiró con pesadez, deseosa de llegar a casa, de quitarse todo lo que llevaba encima y quedarse en la comodidad que le brindaba la intimidad de su casa.
Quizá era algo en el ambiente lo que generaba esa aura de pesadez y cansancio, porque cuando al fin la campana sonó y entró al aula, el resto de sus compañeros se veían en el mismo estado, arrastrándose y sin ganas de nada. No podía culparlos, el clima se prestaba para invernar, para quedarse bajo las colchas calientitas y dormitar cuan oso en invierno.
Cuando Jasper llegó, no supo bien cómo actuar. Se sintió nerviosa y parte de ella quería retomar lo ocurrido, pero prefirió no hacerlo, así que solo sonrió como saludo, con cortesía.
Actuó con ansiedad, fingiendo que todo su enfoque estaba en la clase. Se acarició el cuello un par de veces en un gesto de desesperación por acompasar los sentimientos revueltos. Hablaba con torpeza, con monosílabos, siendo amable, aunque lo único que quería en ese instante era... en realidad ni ella lo sabía.
Jasper la había visto desde la distancia ese día. Se veía encantadora con ese conjunto y gracias a que iba con una bonita coleta, pudo admirar su piel aterciopelada de su cuello y clavículas, preguntándose cómo sería sentirla contra sus dedos.
Sus emociones bailaban en una especie de oscilación entre la molestia y la tristeza que le generó preocupación. Fingió estabilidad y sonrió para ella cuando era necesario, tratando de sacar conversación sin conseguirlo.
—Hoy, para poner un poco en práctica el tema de la semana anterior y el de hoy, me van a redactar una biografía sobre su compañero de mesa —comenzó a decir el profesor— debe de tener una extensión de una cuartilla y lo deben de entregar mínimo al final de la clase. Mañana tendrá tres puntos menos.
—Excelente —ella soltó, con lo que a él le pareció sarcasmo. Se acomodó en dirección de él, que se halló atemorizado de decir algo incorrecto, de solo empeorar las cosas—. ¿Te parece que hagamos notas primero y después las escribimos? ¿O cómo crees que sería mejor?
