E i g h t y

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—Hola, Jacob —saludó con cortesía, en esa propiedad amable que el jovencito le conocía bien.

El moreno no debía detenerse a verla demasiado para notar lo tensa que se encontraba, así como ese ligero hedor a inquietud que le removía en las entrañas. Además, ¿era él o se veía más radiante? Igual, eso no importaba, no como el hecho de que intentó a cuestas tapar el interior de la casa con su cuerpo, interponiéndose cada vez que él quería ver hacia el interior incluso cuando los muros eran de cristal.

—¿Es verdad? —Inquirió presuroso, con un bramido que a ella la hizo saltar en su lugar. Entendía un poco el hecho de que estuviera tan ansioso, pero al mismo tiempo, sí le causó incomodidad el tono que usó para con ella—. Dime la verdad, Andromeda —dijo, antes de ponerse alerta, sintiendo cierta presencia desde la residencia Cullen.

«Ay no» pensó.

—¿Está aquí no es cierto? —Indagó con dureza. La castaña tragó duro, sin saber qué mentira decir.

—Llegaron hace dos semanas —respondió Carlisle por ella llegando hasta el par. La chica vio al rubio y después al moreno, que veloz se internó en la casa para buscar a la embarazada.

El par de inmortales se miraron por un par de segundos con preocupación antes de encaminarse por donde el joven Quileute se escabulló, a sabiendas de que lo que vendría no sería en lo absoluto agradable.

Cuando llegaron a la estancia, Rosalie estaba interponiéndose entre el metamorfo y la nueva integrante de los Cullen, con un gesto aprensivo y violento, demostrando que no dudaría ni por un segundo en lanzarse contra él.

—Me alegra que vinieras —pronunció con suavidad Bella, aun oculta tras la vampira rubia, con esa débil voz que ahora la caracterizaba.

Andy caminó veloz por el lugar hasta llegar a Jasper, quien a penas la vio dirigirse a él de inmediato le tendió la mano. No tuvo que pensarse demasiado el enlazar los dedos a los suyos, se veía tan angustiada que lo hacía sentirse mal el no tener idea alguna de cómo ayudarla con eso. Añadiendo a eso lo mucho que le urgía su contacto, lo único que quería los últimos días, era regresarse corriendo a ese rinconcito del mundo donde solo eran ellos dos.

—Hasta ahí —advirtió la bellísima vampira, alerta y sin sentirse intimidada por la feroz miradita de Jacob Black sobre su anatomía.

—¿Cuál es tu problema? —Ladró con violencia, siempre temperamental.

—Rose, está bien —intervino Bella.

Se removió inquieta junto a Hale, temerosa.

Hacía apenas unos tres días que Bella Swan le había llamado por teléfono en un acto desesperado por apoyo. La relación de ambas era bastante carente, igual que con Rosalie, sin embargo, la mortal sabía que no habría nadie más que ellas dos que pudiesen ayudarlas, Rose por esos anhelos que le conocía, Andy porque era gentil y sin importar cuales fueran sus decisiones, no la haría cambiar de opinión, al contrario, la apoyaría.

𝐀𝐧𝐝𝐫𝐨𝐦𝐞𝐝𝐚 || Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora