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Era miércoles por la mañana, el tercer día de clases para los chicos nuevos y los Cullen ya se habían ausentado. En parte no le tomó demasiada importancia, porque de haber podido ella también lo habría hecho, además, no entendía por qué muchos se la estaban dando, aunque supuso que la curiosidad era contagiosa porque eso la instaba a preguntarse la razón de su ausencia.

Ese día no tenía Literatura y dudaba de compartir con Jasper la clase de Química. De todas formas, la sorpresa sí se hizo presente cuando descubrió que no iban a faltar solo ese día, sino esa y la siguiente semana. Incluso se habían perdido uno de los días más cálidos que le había visto a Forks desde que llegó, con el cielo despejado y los rayos de sol iluminando bonito el rocío en el pasto.

Así mismo, pronto llegó a sus oídos el cotorreo sobre un nuevo estudiante. Intentó de verdad enterarse lo menos posible, sin conseguirlo. Le sorprendía la cantidad de información que le sabían sin siquiera haber llegado aún. Aquel muchacho venía de California; por lo que se sabía trabajó de modelo y no tenía hermanos. ¿Tan pequeño era Forks?

También, algo asustada, se preguntó que tanto sabían sobre ella y lo habrían disimulado. ¿No existía la privacidad o qué?

Suspiró con pesadez, algo resignada a pasar en soledad de nuevo su clase de Literatura. De vez en cuándo echaba una miradita al lugar de Jasper, imaginando que el muchacho estaba allí mirándola, o quizá con su expresión de dolor de estómago que solía tener al caminar por los pasillos.

Soltó incluso una risita, pensando en que si él estuviese allí, ya le habría lanzado una que otra miradilla llena de picardía para divertirse un rato junto a él. Le causaba algo de regocijo verlo tímido con esas muestras que tenía para con él. Aunque siempre habían funcionado con cualquier chico, con Jasper le sucedía un no sé qué que le llenaba de dicha.

En el almuerzo, debía admitir que esperaba ver al resto de sus hermanos —cada día de la semana, sin éxito— pero al ver que también estaban ausentes, comenzó a sentir algo de preocupación. ¿Les habría pasado algo? ¿A todos?

—¿Quieres ensalada, Andy? —Indagó en su dirección Angela, notando que la neoyorquina parecía algo distante, como si su mente no estuviera en donde se hallaba su cuerpo— ¿Andy?

—Amm... no —respondió aletargada, fingiéndose estable detrás de ella— mejor pásame el pastel de chocolate, tengo ganas de algo dulce —pidió, añadiendo un poco de entusiasmo con una sonrisa forzada, cuando en realidad, se encontraba algo apagada.

No supo si se trataba por el día que estaba nublado con intensidad —cosa nada rara en Forks— o si sus hormonas tenían alguna especie de descontrol que anunciaba la cercanía de su periodo. En el calendario que guardaba en la alacena de su baño marcaba que faltaban pocos días para que llegase ese momento así que estaba más que lista psicológicamente para sufrir.

𝐀𝐧𝐝𝐫𝐨𝐦𝐞𝐝𝐚 || Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora