S e v e n t y n i n e

4K 413 81
                                        

≫ ─────── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ─────── ≪

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

≫ ─────── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ─────── ≪

La castaña gritó alterada, al menos antes de soltar un nuevo chillido más ahogado al sentir el golpe de la pared a su espalda, sin embargo, terminó desesperada y deseosa de más cuando los labios de Jasper tocaron los suyos, en un hambriento tocar que le hizo explotar el corazón.

Sus manos la alcanzaron primero y la verdad es que no sabía si quería dejarse atrapar y se autosaboteó a sí misma; quizá sí lo hizo, queriendo a por más de esos fascinantes sentires que le revolvían en las entrañas, ansiosa por la rica energía que les recorrió en el instante en que intentó zafarse de su agarre, intentando llegar primero a la habitación.

Esa nube de deseo y pasión que los envolvió resultaba muchísimo más que placentera, era una bruma magnifica que la ponía a trastabillar entre sus besos, que la hacía entregarse sin ninguna duda a sus exigencias, a esos besos profundos que la hacían temblar.

—¿En verdad creíste que me podrías vencer? —Jugueteó él mientras la sujetaba por los muslos para impulsarla a montarse en sus caderas. Ella se rio nerviosa, con la cara roja de excitación.

Apenas iba a responder cuando el movió la pelvis con facilidad contra ella, haciendo un largo roce contra su intimidad que le hizo soltar un gemidito austero, de esos rebeldes que por más que intentaba no conseguía retener. Era increíble lo bien que congeniaban y se fundían el uno con el otro cuando estaban juntos compartiendo esa clase de aventuras desenfrenadas, las enérgicas que le alocaban el pulso y amenazaban con dejarla hecha trizas.

—Debía intentarlo, Mayor —susurró ella, en ese tonito que a él le encantaba ante su picardía osada.

—¿Qué le he dicho de darle la espalda a su enemigo, señorita?

—Uy, pero si mi enemigo es usted, podría darle más que eso.

—Andromeda —advirtió ronco, azotándola contra la pared, robándole un jadeo de goce y una risita.

—Jasper —imitó juguetona.

Recibió llena de gusto del apasionado beso con el que decidió acallarla. La divertida hadita se derritió con sus besos, gimoteando con libertad cuando coló su lengua entre sus labios, probándola con gusto, sin ninguna precaución de por medio por esa confianza a la que habían llegado al fin para determinar sus límites, hasta donde podrían llegar.

Y por fortuna, era muy, muy lejos.

Dios, lo amaba tanto. Adoraba la forma en que su cuerpo respondía a su toque y como la hacía sentir en la gloria con cada uno de los deslices de sus manos sobre su piel, delineando cada una de las curvaturas de su figura, como si nunca fuese suficiente.

Tenerla en sus brazos, retorciéndose de goce, aferrándose a él con ansias sin poder controlar toda esa vorágine de sentires que la invadía, era una de las mejores experiencias que hasta el momento había vivido en su vida, tanto mortal como inmortal. Le parecía maravilloso que en su lista de vivencias favoritas todas fueran a su lado, junto a esa neoyorquina tan preciosa que llegó a brindarle luz y esplendor a toda su existencia.

𝐀𝐧𝐝𝐫𝐨𝐦𝐞𝐝𝐚 || Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora