𝐀 | ⋆.ೃ࿔ Había algo en Forks que lo volvía el lugar ideal para que millones de secretos se ocultaran.
Quizá era la baja población; tal vez era su silencio y los espesos bosques que rodeaban a la pequeña ciudad. A pesar de que existían múltiples teo...
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Conocer a Peter y a Charlotte fue una novedad que le causó escalofríos si era honesta. Por supuesto que eran parte del pasado de Jasper y a causa de los conflictos en los que se vieron envueltos, apenas los recibieron le fue muy claro para ella ver lo cercanos que eran para su amado.
Se movían inquietos y presentaban una inestabilidad que le angustiaba un poco, al igual que ese tono tan brillante de carmesí que les teñía los irises. Eran sagaces y a pesar de lo perturbados que se notaban, era también bastante obvia la conexión que existía entre los dos.
Eran también personas muy amables y divertidas, cosa que hacía que su ansiedad bajara por momentos. Oírlos reírse en compañía de Jazz era una escena que la volvía feliz; ver la comodidad de su esposo conversando y riendo, haciendo esas bromas que ella no comprendía pero que aquel par sí, la ponía a flotar emocionada. Lo único que quería era que él tuviese felicidad.
En cuestión de unos pocos días, la noticia de la necesidad de reunir testigos para proteger a la pequeña de la familia Cullen se había expandido tan rápido como la pólvora y, para sorpresa y alivio de todos, estaba siendo bien respondida.
Rosalie y Emmett habían enviado a varios nómadas de deslumbrantes orbes rojizos; Carlisle y Esme invitaron a una familia egipcia a ser parte de los testimonios y, de hecho, se llevaba muy bien el chico Benjamín con ella y Gavril ya que su don tenía que ver directamente con la naturaleza, eso sin contar que fascinaba más a su mejor amigo pelirrojo por la gran habilidad que poseía sobre la tierra.
Así mismo, llegaron otro par de invitadas directo del Amazonas; se reconocían como Zafrina y Senna, de las cuales la primera poseía el poderoso don de crear ilusiones tan realistas que te desconcentraban y transportaban a otro mundo, colocándote a su merced.
Carlisle y Esme fueron los últimos de llegar junto a un extraño de nombre Alistair. El inmortal era un ermitaño en la totalidad de la palabra, una creatura solitaria que desde el primer día mostró incomodidad por encontrarse en aquella casa repleta de personas, además que sabiendo bien el peligro en el cual se adentraban, lo único que quería era mantener distancia de todos aquellos a los cuales consideraba unos ilusos.
Y por supuesto que lo estaban siendo, a Andromeda le quedó más que claro cuando se avecinó la llegada de Vladimir y Stefan, un par de sobrevivientes del clan rumano, aquel que cayó a manos de los Vulturis hace tantos siglos atrás. El dúo de ancestrales se mostró con sed de venganza, en sus crueles jugueteos dejando en claro que ellos iban por lo que era más que seguro que ocurriría: una batalla.
El hecho de esa presión, la hizo tener que contactar al tío Mark y a la mesa directiva, quienes se encaminaron más pronto que tarde en la residencia Cullen, muy a regañadientes a causa de las discrepancias que les generaban los vampiros, añadiendo al hecho, de que ya sabían sobre el contacto que existía con los metamorfos.
