𝐀 | ⋆.ೃ࿔ Había algo en Forks que lo volvía el lugar ideal para que millones de secretos se ocultaran.
Quizá era la baja población; tal vez era su silencio y los espesos bosques que rodeaban a la pequeña ciudad. A pesar de que existían múltiples teo...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
≫ ─────── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ─────── ≪
Era extraña la forma en que el mundo podía cambiar tanto con solo conocer un concepto diferente en él. Por la mañana cuando despertó, le fue extrañamente confortante saber que no solo existían las personas mortales que ella conocía, no, en lo absoluto, sino que ahora, también existían los vampiros.
Vampiros.
Le resultaba sorprendente que aquella historia que la gente usaba para asustar a otros era real, tan real como el aire que ingresaba a sus pulmones y lo más enigmático de todo, era que de quien se encontraba tan enamorada era uno de ellos.
Se echó a reír aún adormilada entre sus sábanas, solo recordando la tarde anterior y cada conversación compartida con él. Aquello la puso de buen humor, así que terminó levantándose de un brinco animada de su cama. Se sentía tan alegre, que a pesar de que era por entero normal, ese día ponerse a cantar a todo pulmón mientras se arreglaba al son de Elvis le supo diferente.
Apenas y se pudo vestir sin caerse por lo saltarina y vivaracha que se encontraba. Allí estaba, yendo de un lado a otro por su alcoba, extasiada con la idea de verlo ese nuevo día.
Al bajar, su madre la miró con una ceja enarcada, llena de curiosidad por esa sonrisa de boba que no se le borraba por nada. Sí, estaba bien que su hija solía resplandecer y ser demasiado positiva, sin embargo, ese día ya era un exceso, cosa que no había pasado en bastante rato.
Inquisitiva la observó, la analizó con detenimiento por un rato, pensando en que podría ser lo que ella creía, pero después de un rato, se dio cuenta de que no era eso, así que lo dejó pasar.
—¿Quién es el chico? —Indagó suspicaz. Andromeda que estaba comiendo con tranquilidad, casi se atraganta en el instante en el que su madre lo dedujo.
Bueno, si no era lo que ella creía, era entonces un chico... o chica.
—No hay ningún chico, mamá —mintió con facilidad.
De hecho, si se detenía a pensar un poco en ello, en realidad, no comentó nada con Jasper al respecto de lo ocurrido el día anterior, si acaso eso significaba... algo más. Después de todo lo charlado, de lo acontecido, de cada roce y sonrisa, de la sinceridad... debía de estar segura que era mucho más que un nuevo comienzo para ambos.
Quizá se hubiese puesto a analizarlo un poquito más de no haber sido por esa miradita que le dirigió su madre, suspicaz y picaresca. Le generaba gracia y vergüenza, así que terminó tomando un trago de jugo, incomoda y sonrojada.
—Bueno, tal vez sí hay...
—¿Es Gavril? —Inquirió emocionada apenas la escuchó.
—¿Qué? No —apresuró a contestar con el entrecejo arrugado. Le resultaba dudosa la reacción de su madre, que dejó caer sus hombros desanimada.