𝐀 | ⋆.ೃ࿔ Había algo en Forks que lo volvía el lugar ideal para que millones de secretos se ocultaran.
Quizá era la baja población; tal vez era su silencio y los espesos bosques que rodeaban a la pequeña ciudad. A pesar de que existían múltiples teo...
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Se removió ansiosa por la conocida estancia mientras le daba más vueltas al asunto de relacionado con Irina Denali, porque no la dejaba en lo absoluto tranquila. Esa manera de reaccionar ante ellos le parecía de lo más inusual y Rose no le ayudaba en nada al decirle que debía tranquilizarse porque su prima era bien conocida por ser una reina del drama.
Por eso mismo no la dejaba estar serena; dramatizar por algo era riesgoso.
—¿Por cuánto tiempo se quedarán? —Curioseó Jazz regresando de la cocina, donde habían estado preparando la comida para recibir a sus invitados.
Cocinar con él le encantaba. Eso de preparar platillos y ella no se llevaban bien, pero con Jasper de intermediario, encontraba la formula perfecta para que funcionase y, además, él en verdad que sabía hacer exquisiteces.
El señor Pevensie junto a su esposa Silver irían a Forks, porque tal parecía estaba sucediendo algo que los traía preocupados. Eran más cosas que le ocultaban, por supuesto, porque por lo que entendió, no se lo habían dicho porque creían que era algo para lo que aún no se encontraba lista.
No sabía cómo tomarse eso, menos considerando la gravedad del asunto que incluso prefirieron ir ellos en lugar de que ella fuese hasta Seattle.
A final de cuentas, lo prefería considerando la situación con Irina, de quien desconfiaba con creces. Incluso intentó comunicarse con Eleazar, ya que al haber formado parte de los Vulturis, quiso suponer que él podría saber cualquier cosa que pudiera ayudarla a entender el comportamiento de la rubia, a lo que él aseguró que no existía nada de lo cual preocuparse, solo estaba enfadada por lo ocurrido con Laurent.
Escuchar eso no la tranquilizaba.
Victoria pasó por su mente.
—Aún no lo sé —respondió tras pensárselo un poco, mostrándose inquieta— tal vez sea solo un par de días; hay mucho trabajo en el bufete por el fin de año según me dijo la señorita Millicent.
—Pero falta más de un mes para eso —masculló suspicaz, notándola inquieta.
—S-sí. Yo tampoco entiendo mucho, ya ves que incluso tuvo que venir Mark hasta acá... ¿qué crees que vaya a decirnos? —Preguntó, tan nerviosa que Jazz sonrió dulce para intentar tranquilizarla, cosa que, para ser francos, no la ayudó demasiado— no me mires así, Jazz, por favor —suplicó tensa, con una sonrisilla timorata ante ese escudriñar de sus orbes dorados.
Él se rio simpático.
—¿Cómo así? Solo te estoy observando, amor.
—¡Además me llamas así! —Chilló divertida, echándose a reír cuando él la atrapó por la cintura, jalándola para mantenerla bien cerquita, encantado por el rubor que le subió a las mejillas— yo no soy de sonrojarme, Mayor. Si continua así juro que me va a dar algo.
