O n e h u n d r e d t w o

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Pequeños copos de nieve cayeron del cielo y se acomodaron en el pelo onduloso de la joven hada, quien se encaminó con firmeza a donde la mesa directiva del bufete Athenas, Sam Uley y Carlisle Cullen, quienes aguardaban a por ella junto al exsoldado Jasper Hale, observando su paso firme y sereno, aunque por dentro, no mentiría que las ansias la carcomían, una sensación que le oprimía el estómago y hacía que sintiese el corazón acelerado, bombeando con una fuerza que parecía que en cualquier momento le rompería el pecho.

El texano le tendió la mano, invitándola a unirse con cortesía a donde la esperaban. Los dedos tibios sostuvieron los fríos, uniéndose con suavidad y el magnetismo conocido cada vez que tocaba los del Mayor, causaba que algo en ella se afirmara, que se olvidase de los miedos y recordase por lo cual luchaba.

Debajo de la falda llevaba las armas que le habían brindado hace unos meses y que, si era honesta, no habría pensado que llegaría el día en que los usaría. El mango metálico de sus cuchillas de ónix le calaba en la carne y saber que a su espalda llevaba acomodados los tessen, aquellas armas de plata y oro en forma de abanico; eran tan inmensos que creía que en cualquier momento se abrirían como un par de alas metálicas de no tener cuidado.

—Está amaneciendo —anunció Mark Pevensie junto a su esposa Faith, los dos con sus manos unidas con firmeza.

El sol apenas iba asomándose y de no haber sido por lo que iba a ocurrir, habría jurado que sería un buen día, con los rayos de luz haciendo que la nieve fresca cubriendo el suelo y los pinos a su alrededor se viesen deslumbrantes, tan bellos que de haber podido lo hubiese detallado en alguna nueva pintura.

—Es hora —masculló la chica con la voz baja, recibiendo un asentimiento de los líderes quienes rápido se encaminaron a sus posiciones.

Jasper a su lado la miró en silencio, notándola tensa y enfocada. Sus orbes brillando en un verde musgo se mantuvieron admirando el revoloteo de individuos a unos metros de ellos. El alfa de la manada Quileute antes de retirarse con los metamorfos, atrajo la atención de ambos solo para brindarles una afirmación que a ambos les pareció una señal de respeto, un movimiento de nobleza y de confianza que para los dos resultó sorprendente y de alguna manera, esperanzadora.

—Las líneas se unirán a tu señal —recordó el rubio con seriedad, tan firme que eso solo provocó más conciencia en ella, una especie de reflexión que causaba que sintiese como si hubiera estado preparada para aquella guerra toda la vida.

Aún tenía sus esperanzas en doblegar a Aro. Al ver a su sobrina en los brazos de su padre, siendo cuidada por Jacob y entretenida por Young-Mi, quiso creer que una vez viese los testimonios, él junto a la guardia podría retirarse; una vez resuelto ese aspecto, vencer a Alistair sería más sencillo; gran parte de su ejército venía de parte de los Vulturis; él solo jamás se atrevería a enfrentarla ¿cierto?

𝐀𝐧𝐝𝐫𝐨𝐦𝐞𝐝𝐚 || Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora