S i x t y t w o

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No recordaba cuando había sido la última vez que había llorado en los brazos de su madre. Le resultaba un poco vergonzoso, porque lo menos que quería era demostrarle vulnerabilidad en el caos que la rodeaba; quizá se estaba esforzando demasiado por aparentar madurez, pero lo cierto era, que jamás se sintió tan idiota como esa noche.

Apenas llegó, a pesar de querer sonreírle a su madre para fingir entereza y que lo pasó increíble, pronto todo se vino abajo, como si una bola de demolición hubiese golpeado directo en el centro de su punto de equilibrio.

Por supuesto que esa velada fue maravillosa, por Morgana, fue una de las mejores de su vida a pesar del peligro pronosticado. No olvidaría la felicidad y ese inmenso amor que sintió al hallarse atrapada en las manos de Jasper, junto a su pecho, cada toque y cada sonrisa, ese anhelo mutuo que ponía a su corazón a estallar de regocijo.

¡¿Por qué debía complicarlo todo?! Dios, ¡¿por qué?!

No lo culparía de molestarse con ella. No sería capaz de juzgarlo de al día siguiente no querer verla. A pesar de que su madre intentó hacerle ver que estaba en su derecho de colocar limites si aún no se sentía segura, de no poder brindar su entera confianza tras lo ocurrido en el pasado y esos montones de cosas que la atosigaban... nada le pudo quitar el sentimiento de culpa que le oprimía en el pecho.

¿Cómo había podido hacer eso?

—¿No deberías decirme que deje de llorar? —Preguntó, con la voz debilitada tras al fin tranquilizarse un poco.

Las luces estaban tenues y en el televisor una película con Jason Statham se reproducía a un bajo volumen. En el ambiente se respiraba un suave olor a lavanda producto del té especial para casos así. Resultó un milagro no haber ocasionado una tormenta en el exterior, eso habría terminado de rematar las cosas.

—Aun si estuvieses llorando por una tontería, jamás te detendría, Andy —susurró Ella compasiva, acariciándole la mano con suavidad— si de esa forma puedes libertarte de la presión que sientes, solo hazlo, cariño.

Recordar el dolor del pasado, esos momentos de temor a causa del tira y afloja con él, los cientos de veces en que pareció adorarla solo para apartarla, eso sin mencionar su partida el año pasado haciéndola creer que ni siquiera valía la pena despedirse de ella... no mentiría, le daba pánico que pudiese hacerlo de nuevo, que la volviese a dejar sola así.

¿Por eso es que huyó así? ¿Acaso inconscientemente quería darle una cucharada de su propia medicina? Dios, se lamentó una vez más al pensar en eso, porque si de algo que estaba segura además de lo mucho que él significaba para ella, es que ese sentimiento no se lo deseaba a nadie, el de no valer nada, el de no ser lo suficiente para recibir siquiera un adiós.

—Eres mucho más valiente de lo que crees, Andy. Quedándote aquí, corazón, no serás capaz de solucionarlo.

Por supuesto que era consciente de eso, mas no tenía idea alguna de qué hacer. Una disculpa no bastaba, ella misma lo dijo antes y a pesar de lo que su madre creía de ella, no poseía el coraje suficiente como para armas tomar y dejarse ser con libertad, sin que los temores la hicieran echarse para atrás.

𝐀𝐧𝐝𝐫𝐨𝐦𝐞𝐝𝐚 || Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora