N i n t y n i n e

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Dibujar era una cosa tan terapéutica que, en cada momento que tenía disponible tras la llegada de montones de testigos y de sus propios colegas del Santuario, se encontraba con un lápiz, cuaderno y borrador en mano. Le gustaba retratar a las bellas flores que Esme se esmeraba tanto en cuidar, al igual que a los árboles que se mecían con suavidad alrededor de la construcción o a su amado a quien se vio trazando en más de un borrador, encontrándolo como la musa que le causaba tanto confort y felicidad en medio del caos.

Sonrió tras soplar los restos de goma para darle el ultimo toque a su dibujo y satisfecha, se encontró admirando el rostro de Jasper Hale en el papel, embelesada y motivada. Cuando pensaba en todas las cosas buenas del mundo, en las emociones honestas y en la vida que poseía al lado de su esposo, el miedo ya no parecía ganarle batalla alguna.

—¿Qué haces? —Curioseó Edward tras encontrarla en el balcón, sin esperar a topársela allí. Habría apostado a que se hallaría en las escaleras del pórtico; todos habían notado que se convirtió en su lugar favorito para despejar su mente.

Andromeda echó un suspiro y con una sonrisa afable, le tendió el dibujo que tanto se había esmerado en hacer. El cobrizo no se sorprendió al ver a su hermano retratado e incluso, aquello lo hizo responderle con la misma cortesía la sonrisilla tranquila a la jovencita, quien aguardó en silencio.

—¿Hay noticias? —Preguntó entonces con seriedad— ¿no han recibido noticias sobre los ataques de los noctámbulos?

Noctámbulos. Aún no se acostumbraba al término. Vigías de la oscuridad enviados por hechiceros para cometer los secuestros que tan alertada la tenían. Además, tras atrapar a uno de ellos, sabían que Alistair se encontraba cerca. A veces, temía que la visión de Alice se estuviese equivocando y que la fecha pronosticada fuese incorrecta.

¿Qué haría si él llega antes y ella no estaba lista?

—No han vuelto a aparecer —respondió tenso— ¿podrían llegar a vigilarnos aquí?

—Muy probablemente —farfulló con pesar. Esa no era la respuesta que él quería escuchar.

Para los vampiros, resultó sorprendente escuchar la existencia de más seres distintos a ellos, que solo creyeron en cuentos. Por supuesto, era algo que para Andy se veía venir, porque no era sencillo de asimilar que tantos seres que consideraron historias fuesen reales, sin embargo, los inmortales fueron mucho más susceptibles a recibir la información a diferencia de ella en su momento.

Eso no evitaba que los términos y el conocimiento de otras creaturas les resultara a veces abrumadora y Andromeda notó, que al menos a Edward todo aquello lo estaba sobrepasando.

—¿Cómo está Renesmee? —Curioseó para distraerlo.

—Acaba de irse a dormir. Young Mi la arropó —respondió acomodándose junto a ella en el barandal.

𝐀𝐧𝐝𝐫𝐨𝐦𝐞𝐝𝐚 || Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora