E i g h t y f i v e

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Se mostró de lo más inquieta mientras aguardaba junto a Jasper. A su alrededor, a pesar de que los árboles intentaban confortarla, al mismo tiempo la colocaban algo ansiosa y el tratar de acomodar su falda que se levantaba con el viento solo terminaba por ser la cereza del pastel para la inmensa sensación de intranquilidad que la invadía.

El rubio le dirigió una pequeña sonrisa triste que le respondió de la misma manera. El día se ceñía encantadoramente melancólico sobre ellos, con un sol que se colaba por el medio de las nubes espesas del cielo de Forks, lo que hacía que la dermis de la familia titilara esplendorosa, el reflejo de prismas destellando con el más mínimo rayo solar.

Tomó la mano de Jasper, buscando sentirlo. Su tacto le era sosiego, le era vitalidad y protección, que era justo lo que necesitaba, tanto como lo necesitaba a él.

Nadie había podido decir nada, guardando un profundo silencio a causa del acongojo que les brindaba la situación, el tan trágico episodio. No había forma alguna de poder asimilarlo; la brutalidad ocurrida resultaba tan incomprensible que cuando se detenían a pensar en esa noche, lo único que querían era olvidarlo; una velada así de terrible no era digna de recordar.

Carlisle avanzó con suavidad hasta el caudal, con la atenta mirada de la familia sobre él. Colocó un pequeño ramo de flores en el pie del río y juntos, simplemente admiraron cómo se marchaba poco a poco con el movimiento fluido y sutil del lago que cruzaba Forks.

La cabeza del clan se acomodó junto a Esme, y todos, con melancolía y algo de pena, solo vieron partir el arreglo floral.

Edward desapareció desde hace varios días y aunque temían a por él, Alice solía mantenerlo en constante vigilancia al buscarlo entre sus visiones. Sus decisiones lo mantenían cautivo y por más que quisiera cometer una locura, tenía razones para no hacerlo —y que la pixie se negaba a dar—, así que lo único que había podido hacer, fue apartarse de ellos de la noche a la mañana.

Aún recordaba el momento exacto en que el rostro de Charlie se transformó de la incredulidad al dolor, antes de darle paso a un llanto desconsolado cuando le dio la noticia. Él rio con amargura, hasta que se derrumbó frente a ella. Fue uno de los cuadros más horribles y dolorosos que había visto en su vida.

Trató de brindarle confort, no pudo darle palabras de aliento, porque irían de más. Le brindó un abrazo, llorando en silencio, entendiendo por entero su dolor. El perder a una de las personas más importantes de tu vida, resquebrajaba algo en tu alma que era imposible de sanar y con lo que debías aprender a vivir con el paso del tiempo, lastimosamente.

Cremaron a Bella y sus cenizas fueron entregadas a sus padres. No pudieron dar explicaciones al respecto, solo que la infección que pescó durante la luna de miel resultó ser algo tan serio que sin importar cuán lejos los recién casados habían ido a buscar socorro, no ayudó en nada.

𝐀𝐧𝐝𝐫𝐨𝐦𝐞𝐝𝐚 || Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora