𝐀 | ⋆.ೃ࿔ Había algo en Forks que lo volvía el lugar ideal para que millones de secretos se ocultaran.
Quizá era la baja población; tal vez era su silencio y los espesos bosques que rodeaban a la pequeña ciudad. A pesar de que existían múltiples teo...
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—¡Socorro, un hada quiere patearme! —Chilló enloquecido Warren, dramatizando junto a Andromeda que se reía a carcajadas— Jasper, dile que mi idea de un show de magia es buena.
—En realidad, es terrible —afirmó el mayor con una sonrisa mientras tiraba de la chica que juguetona le sacó la lengua a un divertido joven inmortal que se fingió indignado.
—Bah, hombres, ¡todos son iguales!
—Debes aceptar que es malísima —apoyó Rosalie acercándose al trío.
A la jovencita siempre le parecía genial cuando se encontraba con ellos; en verdad parecían hermanos, no solo por esos rasgos físicos que compartían, sino que se llevaban tan bien entre ellos que casi podía jurar que existía un lazo sanguíneo entre ellos.
La rubia terminó llevándose a la menor para que la ayudase a terminar de colocar los últimos detalles a unos pocos centros de mesa. Tras despedirse el par de chicas para dejar al dúo de hermanos discutiendo sobre el corbatín que Warren se reusaba a usar, las dos se dedicaron a repasar meticulosamente cada decoración porque según palabras de su querida Alice, todo debía lucir perfecto.
Tras eso, procedió a encaminarse a la habitación de Jazz, donde tenía preparada una pequeña maleta con las cosas que necesitaría para ese día. El tan esperado evento de la boda de Edward Cullen y Bella Swan al fin ocurriría y debía admitir, que se sentía ansiosa porque sabía que al día siguiente emprendería un pequeño viaje a Seattle.
Se moría de intriga por saber más al respecto de su historia, de su legado y su madre. El señor Pevensie le seguía pareciendo todo un misterio a pesar de la inmensa amabilidad y lo abierto que había estado respondiendo a cada una de las preguntas que le hacía por correo electrónico o por llamadas.
Se dio un buen baño, perfumándose a ella y a todo el cuarto en el proceso. Jazz había sido de lo más adorable al tener preparados sus productos favoritos, incluso ornamentos de velas que la hicieron echarse a reír sonrojada ante las ideas que se le cruzaron por la cabeza. Canturreó divertida durante el proceso y distraída, se dijo que ese día nada podría salir mal.
Salió en un fresco vestido negro que se colocó solo para no andar en una bata y a pesar de que sabía que su relación con Bella no era buena, eso no la desmotivó a intentar dar una mano.
Vio allí a Rosalie y a su amiga de cabello corto arreglando a la novia con cuidado. Bells se hallaba tensa en su lugar, solo dejando que las manos frías fueran por todos lados alrededor de su cabeza arreglándole esos detalles que ella desconocía.
—Hola —saludó timorata.
—¡Que bien que llegas! —Chilló alegre Alice, apresurándose a jalar de Athenas que se quedó bajo el escrutinio curioso de la novia— necesito una mano con el maquillaje, ¿me ayudarías?
