T w e n t y t h r e e

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Apenas llegó a la escuela, incluso desde Francis pudo notar que al menos ese día, una especie de rara energía se transmitía. Una tensión casi palpable que le hizo sentir un cosquilleo de alerta en la nuca. Tal vez, no se hubiese sentido tan inquieta de no haber sido por notar que Jasper le dirigía la mirada, que solo declaraba una preocupación inminente que trató de ignorar conforme bajaba de su auto.

Al acercarse a dónde se encontraban sus amigos como habituaba, de igual forma, notó que Swan estaba más apartada que de costumbre al grupo, sin embargo, por extraño que pareciera, cuando Bella la notó, de inmediato se acercó a ella, con paso presuroso que permitió vislumbrar sus nervios a flor de piel.

—Necesito hablar contigo —susurró, tan bajo que apenas y la pudo escuchar.

Bella miraba de vez en cuando a espaldas de Andy, observando a todos los Cullen que mantuvieron sus orbes dorados plantados en ellas. Al detallar aquel gesto de parte de la fenixiense, se giró, tragando duro al encontrarse con los ojos de advertencia de Rosalie.

A Andromeda siempre la había asustado Rosalie. Desde que había llegado la rubia le observaba de mala manera, con un rencor que no comprendía y que le generaba algo de acongojo porque a final de cuentas, era la hermana de su amor platónico. Echó un suspiro y fingiendo que no la alteraba aquella hermosa adolescente, afirmó fingiendo comodidad.

Ingresar incluso a la escuela fue complicado al tener que pasar por un lado de la enigmática familia. Sentía un miedo terrible en su estómago formándole un nudo que incluso le generaron ganas de vomitar.

¿Qué se supone que estaba pasando?

Todavía hasta hace cuestión de unos segundos solo sentía emoción por pensar en que quizá, al fin sería afortunada de poder lo que tanto quería con Jasper desde que prácticamente lo conoció. Una cita era todo lo que pedía. Ahora, solo existía un mortífero pánico por el extraño por venir.

Bella echaba una miradita de vez en cuando sobre su hombro, vigilando si acaso alguien las seguía; aquel gesto no lo pasó por alto su acompañante, que se moría de intriga tratando de seguirle su paso torpe, incluso creyó que podría tropezar.

Por suerte —o desgracia— para Swan, ninguno de los chicos Cullen estaban tras ellas. Tal vez, no les parecía tan mala idea que le dijeran a la neoyorquina.

Pero la verdad era, que Hale no tenía idea alguna de como detener a Swan. Incluso había hablado con su rubia hermana esa mañana, convenciéndola de que era un buen plan decirle a Andromeda. Después de todo, parecía que lo comprendería, que seguro con su buen juicio optaría por la mejor opción tras entenderlo. Aunque la vampiresa dudó, terminó aceptando de mala gana.

Él era quien debía decirle y había perdido su oportunidad.

Se halló nervioso conforme ingresó a la escuela. Se mantuvo cerca de Alice, por si acaso tenía alguna especie de visión al respecto de esas dos adolescentes, a lo que nunca llegó nada para la menor. Le miró con disculpa y él, alterado, había afinado bien sus tímpanos para encontrarlas entre todo el barullo escolar.

𝐀𝐧𝐝𝐫𝐨𝐦𝐞𝐝𝐚 || Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora