Eran las 10 am del día 23 de diciembre y Kenneth Stuart McCormick aún se encontraba en cama.
El día anterior se había dado por fin el show navideño en su escuela, ese para el que se estuvo preparando durante semanas. Su cuerpo necesitaba descanso después de haberlo dado todo la noche anterior, pero no era lo único que quería descanso. Su alma también lo quería.
— Kenny, oye —.
El joven rubio no estaba exactamente dormido, había despertado una hora antes, pero se negaba a levantarse y al hecho de despertar, por lo que permaneció envuelto en sus mantas sin abrir los ojos, intentando forzarse a sí mismo a seguir durmiendo.
— Kenny, ya es de mañana — Karen se acercó a la cama de su hermano.
Por supuesto al escuchar la voz de su hermanita, el chico dejó de luchar y finalmente se animó a abrir los ojos. Sacó la cabeza de debajo de las mantas y le dedicó una sonrisa a la niña.
— Buenos días, Karen —.
— Buenos días — La niña sonrió también, pero no tardó en mirarlo curiosa. — ¿Te sientes mal? No te has levantado —.
— No te preocupes, estoy bien, solo algo cansado — Se removió para incorporarse y sentarse en su maltrecho colchón. Revisó su celular y recién se dio cuenta de la hora que era. — Ya es tarde ¿Ya tienes hambre? —.
— Sí, por eso ya preparé el desayuno —.
— ¿De verdad? Bien, entonces vamos a comer — Dijo con la sonrisa animada que siempre le mostraba a su hermanita.
— Voy a poner la mesa, tú ve a lavarte los dientes — Dijo en un adorable tono autoritario antes de salir de la habitación.
— Sí, sí, ya lo sé — Kenny observó a su hermana irse antes de dejar salir un gran bostezo y levantarse por fin. Su cuerpo se sentía un poco entumido, pero no era nada que no pudiera lidiar.
Dado que el departamento era muy pequeño, no tardó en llegar al baño para cepillarse los dientes como su hermana le dijo. Mientras se cepillaba vio su reflejo en el espejo, sintiéndose un poco del asco. Lucía como si hubiera salido a beber la noche y eso no le agradaba.
Cuando apareció en la pequeña cocina se encontró con la mesa ya puesta, no le sorprendió pues Karen hacía todo lo que podía para hacer las algunas tareas domésticas y ayudar en lo que pudiera, ya que a palabras de ella, quería ayudar para que él no se cansara haciendo todo.
— Eso huele muy bien ¿Lo preparaste tú? — Cuestionó inspeccionando la pasta que le sirvió en un plato.
— No, es lo que la señara Benson nos dio ayer ¿No lo recuerdas? —.
Kenny torció la boca teniendo un ligero recuerdo de haber llegado la noche anterior a recoger a su hermana de casa de la vecina y recibir un par de recipientes de su parte.
— Creo que sí — Dijo sin darle mucha importancia.
Viendo lo que tenían para desayunar, se dio cuenta que Karen solo había calentado la comida, cosa que le alivio un poco. Karen aún era pequeña y aunque sabía preparar cosas simples como huevo y tocino, no le gustaba la idea de que usara la estufa. En ocasiones usaba el poco tiempo libre que tenía para enseñarle algunas cosas de cocina de la forma correcta para que no se quemara, pero consideraba que aún era demasiado pronto para dejarle cocinar sola.
— Oh, esto sabe muy bien —.
— ¡Sí! La señora Benson es la mejor — Exclamó con la boca delineada de leche.
Kenny sonrió al mirarla. Siempre sería un consuelo para él verla tan feliz pese a las circunstancias en las que vivían. La sonrisa de Karen era la única recompensa que necesitaba.
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Lo Que Elegí - South Park
FanfictionLeopold "Butters" Stotch vuelve a Denver, su ciudad de nacimiento, luego de vivir 10 años en Chicago. Ingresa en la preparatoria South Park para su ultimo año antes de entrar a la universidad, allí conocerá a nuevas personas y alguien que será sumam...