Capítulo 127: Rumbo a Año Nuevo.

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25 de diciembre.

El sol durante el invierno en Denver era escaso, este simplemente no gustaba de salir a alumbrar a los habitantes de la ciudad con su calor y su potente brillo apenas y se podía divisar desde detrás de las nubes durante la mañana.

La escasa luz se coló por las persianas de la habitación de Kyle Broflovski y gracias a que estaba en penumbras, esta tuvo mayor intensidad y logró despertar a Stanley Marsh.

El chico de 17 años se removió en la cama entre las mantas, la luz había atacado directamente sus ojos y le fue imposible huir de ella, así que terminó despertando. Supo reconocer de inmediato que no se encontraba en su habitación, pero no le causó preocupación alguna, pues al segundo siguiente supo donde se encontraba.

Después de tantas pijamadas allí a lo largo de los años, reconocería de inmediato la habitación de su mejor amigo.

Se removió en la cama incorporándose lo suficiente para sentarse, observando la figura de su amigo cubierto por las mantas aun durmiendo. Había pasado la noche allí sin que los padres de Kyle se enteraran gracias al apoyo de Ike y luego de bastante tiempo charlando decidieron dormirse. Francamente le hubiera gustado dormir más, pero la luz llegó a fastidiarle.

Siendo que no le parecía justo despertar a su amigo, buscó su celular para revisar la hora y si es que tenía alguna notificación. No le sorprendió no encontrarse con ningún mensaje ni ninguna llamada perdida por parte de su madre o su padre, desde siempre supo que no le buscarían.

Era 25 de diciembre y seguramente su padre estaría dormido y ebrio en la sala compartiendo el sofá con el tío Jimbo. Su madre estaría durmiendo o recogiendo el desastre de la noche anterior, estaría demasiado ocupada para buscarle, pero no era como que le molestara.

Stan había asumido desde hacía años el tipo de familia que tenía, ya les conocía y sabía qué esperar y qué no esperar de ellos, así que no le afectaba. Su única preocupación había sido tener un lugar para pasar la noche y su amigo le había brindado su cama y apreciaba mucho eso.

A diferencia de su familia, Kyle contaba con unos padres muy estrictos y una madre que necesitaba saber cada uno de sus movimientos. Los Broflovski eran muy estrictos y sabía que no aprobarían que usara su casa como refugió al haberse marchado de la suya, por lo que Kyle estaba arriesgándose al permitirle quedarse allí, por ello lo valoraba y lo apreciaba.

Después de todo, Kyle siempre había estado allí para él.

Le miró, su cabeza llena de rizos rojos sobresalía entre las mantas y por alguna razón su rostro estaba girado hacia su lado por lo que podía ver su rostro. Kyle siempre mantenía el ceño ligeramente fruncido en un gesto propio de su personalidad severa y su fuerte carácter, parecía siempre listo para regañar a Kenny, pero justo ahora ese ceño fruncido no estaba presente y sus cejas descansaban. La expresión en su rostro era de serenidad y tranquilidad.

Le resultó un poco extraño pensar que era la primera vez que le veía así cuando ya le había visto dormir muchas veces antes, al igual que le vio hacer todo tipo de expresiones, sin embargo sentía que era la primera vez que reparaba en la de justo ahora.

Kyle se veía realmente en paz.

- ¿Stan? -.

- Ah... -.

Marsh no se dio cuenta de todo el tiempo que se quedó observando a Broflovski hasta que este abrió los ojos de manera repentina y le llamó.

Ahora tenía los ojos verdes de Kyle ligeramente cristalinos y llorosos mirándole y eso le hizo experimentar una extraña sensación.

Lo Que Elegí - South ParkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora