Denver

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Ruta Provincial N° 40, 10 años antes del atraco

Un Daniel de 18 años se encontraba estacionado a un costado. Tu padre y tu le iban a enseñar a manejar.

—Hija, ¿Te has aprendido todos los números? —te pregunta tu padre desde el asiento de atrás.

—Si. El de la ambulancia y el de los bomberos. También traje tres cascos de moto..., por las dudas.

—Tira pa' ca'. —tu le pasas un casco y el se lo pone. Tu repites su acción.

—Que fe que me tenéis. —dice irónico.

—Yo aun quiero vivir. —te justificas.

—Yo también. Acabo de salir por tercera vez de la cárcel.

—Bueno ya. Ya he entendido. —dice para arrancar.

Agustín le dio instrucciones y Daniel fue despacio, consiguiendo manejar con facilidad. Todos llegaron a casa vivos.

Ese día tu sacaste turno para que tu hermano pudiera sacar su tan ansiada licencia; con la que tanto había soñado desde pequeño, y él quería que tu estuvieras presente para ese momento que sucedería el día de mañana.

La noche anterior a ese día se mantuvieron hablando.

—_____, estoy nervioso. —confiesa, mientras miraba al techo.

—Dani, se que estas nervioso por miedo a que te salga mal, pero ten fe. Va a salir bien. —animas. —Además ya tienes licencia de moto, ¿Por qué tendría que salir mal con esta—Él se va a tu cama y se acuesta contigo.

Cada que alguno de los dos tenía miedo, iban con el otro. Era una manía que tenían desde pequeños.

—¿Sabes que hare apenas la saque?

—¿Qué?

—Iremos a visitar a Juan y al tío Benjamín. —era un deseo que la familia tenia hace mucho.

—Es una buena idea.

—Siempre mis ideas son buenas. —tu lo miras divertida. La luz de la luna les permitía ver las caras del otro.

—Emm, no siempre. ¿O acaso no te acuerdas de que rompiste la pared por una de tus buenas ideas?

—Calla, que después la tuve que arreglar y al terminar de pintarla parecía pitufo. —ambos se ríen.

—Y el papa ni enterado.

—Shh. Se va a enterar.

—No creo. —los ronquidos de el patriarca Ramos se escuchaban hasta la habitación donde ellos estaban.

—Yo te he dicho que aun existían los dinosaurios y tu no me crees.

—Papasaurio. —ambos se ríen y así estuvieron toda la noche.

Al día siguiente ya estaba sentado frente al volante, y como él lo había dicho, se puso nervioso. En ese instante, recordó tus palabras:

<<Cuando te pongas nervioso, recuerda que los Ramos podemos con todo y todos. Ya sea solos o en familia>>.

Con tus palabras en mente, arranco he hizo todo a la perfección.

—Felicidades, tenga su licencia. —ambos se bajan y tu hermano corre hacia ti.

—¡Tengo licencia! —exclama feliz, abrazándote.

—Te felicito. Sabia que te iba a ir bien. —te abraza mas fuerte. —Me...estas...asfixiando.

—Perdona. Volvamos a casa.

La alegría estuvo presente en todo el camino a casa.

—Papa. —el se acerca. —He conseguido mi licencia. —se la muestra, contento.

—Que bien. —dice sonriendo. —Mas te vale que la uses con sabiduría. —le advierte.

—Si. Ahora podremos ir a visitar a Juan y al tío Benjamín.

—No ahora. —la sonrisa en ustedes dos se apaga.

—¿Por qué? — preguntas.

—Porque nos embarcaremos en un atraco. ¿Qué dicen? —tu hermano y tu se dan una mirada y se sonríen.

Una nueva aventura comenzaría para los Ramos.

Una nueva aventura comenzaría para los Ramos

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Hola ! , como andan . Espero y anden bien .

Ojala les guste , si así es me gustaría saberlo . Nos vemos mañana

Tambien recibo pedidos , y si los tienen , no duden en hacerlos . Por privado o por comentarios .

¡ Bye !

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