Berlín (Candela; especial spin-off)

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Candela miraba con atención las facciones de Andrés, todas ellas indicaban tristeza.

—Andrés, ¿Qué te pasa?

—Camille termino lo que teníamos, Cande—acto seguido la abrazo, para darle rienda suelta a sus sentimientos—. Yo la quería, la amaba—largo lágrimas.

—Tranquilo, tranquilo—acaricio su pelo suavemente—. Estoy acá con vos.

—Prométeme que nunca me vas a dejar solo—le agarro la mano a modo de súplica.

—Nunca lo voy a hacer—junto las manos de ambos—, siempre voy a estar con vos.

—¿Puedes posar para dibujarte? Así puedo distraerme un rato—pide.

—Bueno, dale.

Procedió a sentarse en la cama y cruzar las piernas mientras su mejor amigo buscaba todo lo necesario para dibujarla.

—Che, ¿Es necesario abrir la ventana? —miraba al artista abrir la ventana rápidamente.

—Si. Necesito luz—se excusa.

—Prende la luz entonces.

—No. Me gusta la luz natural.

—Con el frio que hace justo ahora preferís la luz natural.

—No hace frio.

—Si vos decís—el sarcasmo era obvio.

—Calla, que necesito concentración—agarro el pincel y se puso a pintarla.

Mientras tanto, una Camille arrepentida estaba acostada mirando al techo, recordando todo lo vivido con Simón. Él había llenado el vacío que tenía desde hace tiempo, la hacía feliz.

Decidió asomarse a la ventana que daba a la habitación del hotel donde él se alojaba, su vista pudo apreciarlo pintando y sonriendo.

Sus pensamientos fueron directos a la toma de decisión de si llamarlo o no, finalmente lo hizo. No contesto. Le mandó un mensaje, no le respondió.

Entre varias opciones que tenía, eligió la de ir a buscarlo.

—Berlín, ahí viene Camille—aviso Candela mientras veía como salía de su casa.

—Cande, tienes que ayudarme.

—¿Cómo?

—Fingiendo.

—¿Qué vas a hacer? —la confusión llenaba las palabras.

—Sígueme la corriente—se acostó en la cama, ella le copio, aun mas confundida.

—"Simón" —se oyó desde fuera. La actuación comenzó.

—Candela —fingió un gemido. La nombrada lo miro con asombro y abrió su boca.

—Simón —fingió también al ver su mirada suplicante. Ella se subió en su amigo

—No pares. Oh, por Dios—se sintieron los pasos de la mexicana. Se había ido de nuevo a su casa.

—Listo—se iba a bajar, pero no pudo—. ¿Qué haces, Andrés?

—Algo que siempre quise—a continuación, la beso. Ese beso era profundo, anhelado y cariñoso, pero a la vez era deseado y fogoso.

—Andrés, no—tenía miedo de ser usada para el olvido—.

—Por favor, haz mi sueño realidad. Bésame, ámame—la sinceridad se notaba en sus palabras—. Yo te amo, Candela.

—Yo te amo más.

La Casa De Papel / One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora