La Casa De Papel / One shots

Berlín II

Marquina se encontraba discutiendo con su hermano nuevamente, mientras este se preparaba para su quinta boda.

—Andrés, no puedes seguir haciendo esto. —le discute.

—Si que puedo. Tatiana es igual a _____. Este matrimonio durara más que los otros cuatro. —sigue el debate mientras se arreglaba la corbata frente al espejo.

—Sabes que solo hubo una ______, no puedes buscarla en otras mujeres. —la voz se le suavizo. Se acerco más a su hermano, quedando detrás de él, este lo abraza.

—Lo sé, Sergio. Pero no puedo evitarlo. Ella estaría viva si no fuera por el disparo que le dio el puto policía ese. —largo lágrimas mientras hablaba con la voz quebrada.

—Tranquilo. Ella está en un lugar mejor.

Tu siempre estabas en la cabeza y el corazón del hombre, tanto, que todas sus anteriores esposas, y este quinto matrimonio que estaba por venir, tenían algo físico y emocional parecidos a ti. Por eso, siempre les pidió el divorcio a todas sus esposas anteriores. Porque no eras tú, con quien se había casado.

—Hermanito, déjame solo un momento, por favor. —este obedece la orden.

Una vez que el quedo solo, se puso a cantar en susurros:

En la vida hay amores que nunca

Pueden olvidarse

Imborrables momentos que siempre

Guarda el corazón

Pero aquello que un día nos hizo

Temblar de alegría

Es mentira que hoy pueda olvidarse

Con un nuevo amor

He besado otras bocas buscando

Nuevas ansiedades

Y otros brazos extraños me estrechan

Llenos de emoción

Pero solo consiguen hacerme

Recordar los tuyos

Que inolvidablemente vivirán en mi

La puerta de la habitación se abrió, y el sonido de unos tacones hicieron que el volteara.

—_____. —te nombra, estupefacto.

—Hola, Andrés... —saludas con una pequeña sonrisa.

Minutos antes

Habías llegado al monasterio ya que Santiago te había invitado a la quinta boda de tu mejor amigo.

Te dolió saber que iba a casarse, pero no podías impedirlo.

—Estoy nerviosa. —tu tono te delataba.

—Ve hombre, estará feliz de verte. —te alienta el soldador. Suspiraste y seguiste camino a la habitación.

Actualidad

Ibas a hablar, pero él no te dejo, ya que te beso; correspondiste.

—Te extrañe, _____. —acariciaba tu mejilla amorosamente.

—Yo también. ¿Qué significa este beso te estas por casar? —tu confusión era mucha.

—Significa que dejare todo, para que estemos juntos, ¿Estas dispuesta a ello? —pregunto esperanzado.

—No me arrepentiré de estarlo. —se besan nuevamente.

—Entonces no te pierdas el show. —ríe.

—Ay, Andrés. —niegas con la cabeza, riendo.

—Nos vemos abajo. Confía en mí. —te guiña el ojo.

Tú haces caso y vas hasta el patio todo decorado. Te sentaste en una mesa alejada de los invitados, pero que te permitía ver el altar perfectamente.

1 hora después, los votos se estaban llevando a cabo.

—Queridos amigos aquí presentes, nos hemos reunido hoy, para unir a este hombre y a esta mujer en sagrado matrimonio. —habla un monje. —Andrés de Fonollosa, ¿Recibe usted a esta mujer para ser su esposa, para vivir juntos en sagrado matrimonio, para amarla, honrarla, consolarla y cuidarla, en salud y en enfermedad, guardándole fidelidad, hasta que la muerte los separe?

—No. —responde frio. Las bocas de todos se abrieron de sorpresa. Tu porque tenías que disimular.

—¿Podría decirnos por qué? —Agarra un micrófono para empezar a hablar.

—Durante años, he amado a otra persona, que, creyendo que estaba muerta, trate de olvidar con otras. Esa persona, ha vuelto el día de hoy; no está aquí presente. Y como he dicho, trate de olvidarla, y ese era el objetivo del día de hoy. Pero no quiero herirte. —mira a Tatiana. —Lo lamento. —esta se va corriendo de ahí para buscar sus cosas e irse del monasterio llorando. Los monjes quedaron estupefactos junto a los invitados.

—¿Quién es esa persona que impide esta unión?

—El que la esta impidiendo soy yo.

—Pero, aun así, necesitamos saberlo. —Andrés se acerca dónde estabas tú, para que te levantaras.

—Esta es la persona a quien realmente amo, ame y amare. —su orgullo y firmeza ante tales palabras no eran en vano.

—Los felicitamos entonces. —habla Bogotá y todos aplauden contentos.

—Muchas gracias a todos. —agradeces y el amor de tu vida te besa.

Finalmente, el era feliz, sin tener que mentir. Todo gracias a ti.