Alicia Sierra

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A Alicia se le había encomendado una misión: buscar el oro y recuperarlo de las manos de Tatiana, ex esposa de Berlín y..., Rafael, tu primer amor.

Lo recordabas como si fuese ayer. Tenias 15 en ese entonces, pero todo se interpuso.

El destino los arrebato de los abrazos del otro sabiendo lo importantes que eran para ambos.

<<Para que el tiempo y el espacio no nos separen>>, y, sin embargo, eso no era cierto. Al tiempo y espacio le gusta jugar para generar dolor y a la vez ponernos a prueba.

—_______, ¿Estas bien? —pregunto Alicia al ver tus lágrimas.

—Si. Tranquila —te las secaste rápido.

—Sobre nosotras...

—Ya llegamos —te bajaste con todos menos ella, quien luego de reaccionar también lo hizo.

Y al cabo de unos minutos todos se estaban amenazando con armas, menos Rafael, quien tenia las manos en alto.

—¿Y ahora que hacemos?, ¿Contamos 1, 2, 3 y nos matamos todos?

—Calla —miraste a Alicia para luego mirar al rizado.

La mirada de reencuentro del chico hacia ti reflejaba una mezcla de emociones: tristeza por el tiempo perdido, sorpresa al verte después de tanto tiempo y amor que aún perduraba en su corazón.

Sus ojos se iluminaron al cruzar miradas contigo, pero también se nublaron con la tristeza de todo lo que había quedado sin decir entre ustedes. La sorpresa se reflejaba en su rostro al darse cuenta de lo mucho que la extrañaba y lo fuerte que seguía latiendo su amor por ti.

A pesar de la tristeza que invadía su ser, una chispa de esperanza se encendía en su corazón al verla de nuevo, recordando los momentos felices que habían compartido y deseando poder tener la oportunidad de remediar los errores del pasado.

En su mirada se podía percibir la intensidad de sus sentimientos, el dolor de la separación y la pureza del amor que aún sentía por ella. Era una mirada cargada de nostalgia, arrepentimiento y anhelo de un futuro juntos, una mirada que lo decía todo sin necesidad de palabras.

—Amor, ¿sucede algo? —pregunta Tatiana sin despegar la mirada de la inspectora.

—Lo lamento.

—¿Qué di...? —el de lentes la noqueo y te sonrió.

—Enciérrenla en la cajuela —los hombres asintieron—. ¿Nos ponemos a excavar o quieren tomar el té? —reíste ante su mal chiste.

Tu amiga los miraba con celos, no sabía porque había tantos aires de coqueteo entre ustedes y que habían tenido, pero no le gustaba nada eso.

Por eso, cuando consiguieron el oro y estaban solas en una camioneta aparte te pidió explicaciones.

—¿Qué fue eso, _____?

—¿Qué fue qué? —no despegas la mirada del frente ya que estabas manejando.

—Con el sobrino del Profesor.

—Ahh, con Rafa. Nada, ¿Por qué?

—Nada —miro a la ventana.

—¿Celosa, Sierra? —preguntaste divertida y seductora.

—Joder —negó con la cabeza, mintiendo—-, pero que cosas dices, ____.

—¿Qué dices, Alicia? Estoy conduciendo —preguntaste al escuchar un susurro

—Ay, Aylén... deseo que me des placer.

—¿Qué? ¡Estás loca! Estoy conduciendo, no puedo hacer eso ahora —tu sorpresa era mucha.

—Está bien, me rendiré al placer en mis sueños...

—¿Qué estás diciendo, Alicia? —te preguntaste al oírla hablar dormida.

—Sí, quiero... por favor...

—Bien, si es lo que realmente deseas —dijiste con decisión.

—Piloto automático activado—dijo el robot—. ¿Aún quieres placer, Alicia? —preguntaste seductora.

—¡Sí! —estaba excitada con solo oír tu voz.

—¿Así te gusta? —acariciabas sus piernas como le gusta.

—Sí, más... por favor... —pidió jadeando

—¿Así? —besabas su cuello, dejando marcas y mordidas.

—¡Sí... sigue! —gimió.

—¿Y esto? —besaste sus labios.

—¡Sí... oh, sí! —hablo agitada mientras la recostabas en su asiento

—¿Por qué paras?

—¿Así está mejor? —preguntaste mientras bailabas sexy sobre ella.

—¡Sí, por favor!

—No puedo creer que esté haciendo esto...

—¡No pares, _______!

Y así, entre gemidos y susurros,  _______ y Alicia disfrutaron de un momento de placer inesperado en medio de la carretera.

La Casa De Papel / One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora