Rafael

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El atraco de Dinamarca había salido exitoso. Todos estaban emocionados, en especial Rafael, ya que era el primer atraco que hacía.

—¿Cómo te sientes, hijo? —el rizado se había acercado para ubicarse a su lado.

—Bien. La sensación de euforia me invade el alma —sonrió mirando el paisaje.

Pero había algo más: los nervios.

Había estado planeando un atraco que estabas llevando a cabo en otro lugar de Dinamarca. El objetivo: robar los 25 cisnes de oro de la familia Perales y remplazarlos por unos bien logrados.

Anteriormente, le había robado un par de cosas a su progenitor para lograrlo.

Y dos robos exitosos serian la crema y la nata para el ingeniero del MIT.

A este punto agradecía que su padre estuviera casado con Tatiana, ya que al irse pudo desviar la dirección de la lancha para ir a buscarte.

—¿Dónde vas, hijo? —dejo de besar a su esposa para hacer esa pregunta.

—Tengo asuntos pendientes —respondió frio.

De lejos le hiciste una seña.

—¿Cómo ha ido? —pregunto ansioso.

—Hola a ti también, ricitos de oro —Andrés río debido al apodo peculiar.

—¿Cómo ha ido?

—Ya. No seas ansioso.

—_______, me estas desesperando —amabas jugar con el de esa forma.

—¿Son bonitos o no? —agarraste un cisne de oro y se lo entregaste.

Miraba completamente asombrado la pieza valuada en 1 millón de dólares.

Te abrazo efusivamente.

—Te adoro.

—Lo se —abriste los ojos viendo como la pelirroja los miraba celosa—-. Yo también te adoro —volviste a cerrar los ojos. Tatiana carraspeo.

—¿Quién es ella, Rafael? —sonreíste. Tenias el control.

—Mi novia. _____ el es mi padre, Andrés y su esposa, Tatiana.

—Mucho gusto —nos estrechamos las manos—. ¿Qué le has visto a mi hijo? —rieron.

—¡Padre! —exclamo cruzándose de brazos

—Los misterios del mundo —rieron aún más. Te llevarías bien con él.

Tiempo después

Andrés vio una figura familiar a través del vidrio del taxi, se dio cuenta de que era su ex esposa, Tatiana, besándose apasionadamente con Rafael. Un escalofrío recorrió su cuerpo, sintiendo una mezcla de shock y traición.

Se quedó paralizado por unos instantes, sin poder creer lo que veía. Se mantuvo oculto en la oscuridad, observando la escena como si fuera una película surrealista. No sabía qué hacer, cómo reaccionar. Se sentía herido, traicionado.

Después de un rato, Tatiana y Rafael se separaron. Andrés los vio hablar en voz baja, observando cómo se abrazaban con complicidad. En ese momento, decidió alejarse, sin decir nada. Se sentía devastado, desesperado.

Al llegar a casa, se encontró contigo, estabas preocupada por su ausencia. Andrés la miró a los ojos y le contó lo que acababa de presenciar a través del vidrio del taxi. quedaste helada, sin poder creerlo.

—No puede ser verdad—murmuraste—. Rafael me ama, él me lo ha demostrado muchas veces. Mejor dicho, me amaba —recuperaste la compostura, no ibas a sufrir por algo tan insignificante—¿Cómo estas?

—Perplejo, pero me recuperare.

—Gracias por decirme la verdad, Andrés —tomo tus manos.

—De nada, preciosa.

—¿Ahora que haremos?

—¿Te gustaría atracar conmigo? —sonrió malicioso.

—¿Cuál es el objetivo? —te susurro—. Claro que iré

No te arrepentías de haberlo amado, pero te arrepentías de haberte permitido tal cosa

La Casa De Papel / One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora