Nairobi

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Había reunión de chicas en la habitación de Tokio.

—¿Estamos todas? —pregunto Lisboa bostezando.

—Si. Las reuní a todas aquí ya que habrá 1 integrante nueva en la banda.

—¿Cómo lo sabes, Tokio? —Estocolmo estaba intrigada.

—Escuche al Profesor hablar con Palermo sobre ella.

—Qué raro. A mí el Profesor no me dijo nada —Lisboa frunció el ceño, ya que nunca se ocultaban nada entre los dos.

—¿Y no le puedes sacar información?

—Manila, que el Profe no es ningún tonto. Se dará cuenta.

—Nairobi tiene razón. No puedo hacer nada.

—¿Helsinki no puede sacar nada de Palermo? —propuso la rizada.

—Sería buena idea, Estocolmo —Manila y ella se sonrieron.

—No. Palermo lo mando a la mierda —la ciudad de Kenia lo odiaba.

—¿Entonces que haremos?

—Nada, Manila. Esperaremos —la ex inspectora sabía que tarde o temprano se sabría todo con claridad.

La puerta de la habitación del líder se abrió y se cerró de un portazo. Todas se amontonaron en la pared izquierda, donde estaba la cama de Tokio.

—<<Palermo, ¿Por qué golpeaste tan fuerte? >>

—<<Perdón. Pero necesito que me respondas algo: ¿Estás seguro de hacerlo? >>

—¿Hacer qué? —pregunto Manila en un susurro.

—Calla —Estocolmo le metió un codazo.

—<<Lo estoy. Además, la extrañas tanto al igual que yo >> —todas se confundieron.

—<<En eso estoy de acuerdo. Pero la muerte de Andrés le afecto, nos afectó a los 3, y no somos los mismos con su ausencia>>.

—<<Lo se>> —suspiro—. <<Pero hay que hacerlo>>.

—<<Esta bien. Te apoyo>>.

—<<Gracias>>.

—<<Seguro que...>>

No pudieron seguir escuchando, ya que la puerta se abrió, dejando ver a Denver. Todas en un movimiento cayeron. Haciendo reír al hombre y a su hijo, quien lo acompañaba.

—¿Qué hacíais?

—Nada, amor. ¿Qué necesitas?

—El niño quiere estar contigo —lo dejo con su madre y se fue.

—Ma...ma —balbuceo haciendo sonreír a todas.

Las mujeres se levantaron apenas sintieron otros toques en la puerta. Estocolmo tomo a su hijo en brazos y Manila abrió la puerta.

—Hola, ¿Aquí se encuentra, Tokio? —tu voz estaba distorsionada por la bufanda gris que te llegaba hasta la nariz, sin llegar a cubrirla.

—Si, soy yo —la susodicha salió de la multitud de chicas.

—Un gusto.

—Disculpa, ¿Te conozco?

—Soy _____. La nueva integrante. Me quedare contigo por estos meses. Espero nos llevemos bien —te sonrió. Te quitaste tu bufanda para ponértela de manera correcta.

—Pasa —viste a todas las mujeres dentro.

—Hola —te saludaron todas, menos Nairobi. Estaba impactada al reconocerte.

La pelicorta te presento con todas.

—Hola —la gitana salió de su trance al oír tu voz melodiosa.

—Hola —le diste un beso y le sonreíste.

Esa sonrisa despertó sentimientos que guardo con candado en un cajón ¿Por qué?

Eras el peor amor que había conocido, tan perfecto que no te olvida, ¿Por qué no piensas en ella y le ayudas a odiarte? Quería que fueras un ex de verdad, la trataras mal que no le sonrías más, que la ayudaras a odiarte. Pues su alma sufría por eso.

—Ho...Hola —titubeo.

—¿Cómo te llamas? —pregunto Lisboa.

—______ —hablaste de manera amigable.

—¿A que te dedicas? —Tokio quería conocer a su roomie.

—Soy la 4ta cabeza que creo el plan.

—¿Eres londinense?

—No, pretty girl. No lo soy —el apodo que le dijiste a Mónica le causo celos.

—¿Qué?

—Te ha dicho chica bonita en ingles —aclara Lisboa. Estocolmo se ruborizo por el halaga.

—Gracias, pretty girl —le guiñaste el ojo.

--Oye, ____ —Agatha rompió todo tonteo entre ustedes. Volteaste a verla—. Te voy a enseñar el monasterio —no te dio tiempo de hablar, ya que te saco de un tirón del cuarto—¿Qué haces aquí? —te pregunto una vez que estuvieron en su cuarto.

—Ya lo he dicho —se formo un silencio—. Me da gusto verte —le sonreíste.

—¿Por qué no puedo odiarte? —sus ojos lagrimeaban —Se un ex de verdad y trátame mal.

—Por mucho que me lo pidas no lo hare, porque no mereces ser tratada de esa forma, Mon Amour. Ni por mí ni por nadie —acariciaste su mejilla amorosamente. 

Nunca serías un ex de verdad, y en el fondo ella agradecía eso.

La Casa De Papel / One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora