Berlín

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Dia lunes, clases de francés

Odiabas con todo tu ser el lunes, y para rematar tenías clases de francés, pero no quedaba otra que aguantártelas.

—Maldita sea con el lunes y la madre que los pario —susurraste ordenando tu mochila.

El día anterior habías estado en una fiesta con Facundo, tu mejor amigo, bailando cuarteto y tomando como loca.

Diversión pura.

La noche anterior el alcohol te lastimó, por eso es que te enojaste. Domingo por la mañana, dijiste basta y lo dejaste. Hasta el martes todo bien, el jueves lo perdonaste y el viernes por la noche le diste un beso y te amigaste de nuevo.

Te llego una noticia, preguntaste ¿qué pasa? Era uno de los pibes que hacía previa en su casa

Te pusiste la remera, y te calzaste las zapatillas.

Con una sonrisa, te fuiste para su casa.

Facundo te había acompañado a tu temporal emigración a España. Mientras el hacia su música tu aprendías francés.

—Eh, que ojeras que Tenes. Toma —te dio uno lentes de sol para reírse.

—Cállate, boludo.

—No me puties —se notaba que era cordobés—. Dale, que vas a llegar tarde.

—Pero la ... —no terminaste ya que fuiste corriendo a la clase.

—¡Chau! —grito divertido el chico, negando con la cabeza.

Siempre llegabas tarde a cosas que no te gustaban.

Entraste corriendo y llegaste antes que la profesora.

—Llegue re tempranito —dijiste sarcástica, para reírte y acomodar tu mochila.

Viste como un chico nuevo entraba al salón. Tenia aires de superioridad y egolatría, hasta podías decir que era narcisista.

—Hola —saludo. Creyendo que serias su nueva conquista.

—Ho... —sonó tu celular —. Báncame —te fuiste al baño para contestar.

Eso le había molestado, ya que eso nunca le paso con ninguna chica, pero eras diferente a ellas, y lo estaba empezando a notar.

Anoto en su cabeza las diferencias que tenías del resto.

1- Es Argentina

2- No corto la llamada cuando le hable.

3- Tiene expresiones que no comprendo

4- No es refinada

5- NO ES COMO EL RESTO

Esa última era la principal que más le gustaba de ti.

Lo sorprendiste al venir corriendo a sentarte a tu lugar.

—¿Qué sucede?

—Viene la de francés —respondiste a duras penas, mientras tomabas aire.

No entendía que tenia de malo eso.

—Siéntense derechos. No quiero a nadie acostado en la silla. Hay un niño nuevo. Démosle la bienvenida —señalo a tu compañero de banco jodidamente guapo para todas.

—Hola, soy Andrés. Encantado de conoceros.

—Profe, ¿Puedo salir un momento? Me encuentro mal —pediste y asintió.

Saliste del salón y fuiste afuera para subir unas escaleras que se encontraban al lado del salón A1 para subir a la terraza. La paz que conseguiste se vio cortada por el nuevo.

—¿Qué haces aquí? —preguntaste sin voltear.

—Me mandaron a buscarte.

—¿Queres uno? —le ofreciste un cigarro.

—Gracias —se lo prendiste—. Yo soy Andrés —estrecho su mano hacia ti.

—_____ —se la recibiste

Y ese chico, tan agrandado, narcisista y egocéntrico, se convirtió en tu amigo, mejor amigo, esposo y amante.

La Casa De Papel / One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora