La Casa De Papel / One shots

Bogotá

Había una mujer corriendo en las cumbres de Florencia, Italia, ¿Por qué razón? Llegaba tarde a la primera clase de su amigo, ya que lo había meditado seriamente antes de ir en camino hacia ella

Finalmente llego luego de 15 minutos, llego al monasterio, sudada y agitada. Unos monjes la vieron y le ofrecieron agua, ella lo agradeció y fue hasta la capilla, donde una persona rezaba en silencio, rogando que ella viniera.

Sus plegarias fueron escuchadas, pues la puerta se abrió, dejando ver tu silueta. Sergio te miro y tu sonreíste, para ir a abrazarlo.

—Gracias por venir, ____. Me alegra que estés aquí—estaba contento, volver a abrazarte era una sensación que extraño demasiado.

—De nada, anteojitos. A mí también me alegra volver a verte—le acomodo los lentes y el sonrió, ese apodo se lo decía seguido. Lisboa carraspeo, celosa. Se dio la vuelta y miro a todos.

—Buenas tardes, perdón por no haberme presentado, soy _____ —se fue a sentar en el único lugar que quedaba, el cual era delante de un hombre robusto con barba.

La clase siguió con normalidad, y a la hora de la comida todos le estaban preguntando a la nueva cosas sobre ella.

—¿Eres de aquí? —pregunto Estocolmo.

—No

—¿Por qué te uniste a la banda? —Tokio fue quien pregunto.

—Cosas.

—¿Cómo has conocido al Profesor? —Lisboa tenia muchas ganas de saber.

—Solo nosotros y el tiempo lo sabemos.

—<<Se va a desmayar si le digo que lo conocí en un cabaret>>.

No piensen mal, ella no trabajaba ahí ni nada de eso. Una amiga de ella quiso que fuera a verla y cumplió su promesa.

—¿Siempre eres así? —Denver no procesaba su forma peculiar de ser.

—Depende con quien este hablando. A veces hago excepciones.

—No entiendo

—Su manera de ser depende de con quien este—explica Sergio por ella.

—<<Además de linda es enigmática>>—pensó Bogotá.

En la noche, él pensó mil maneras diferentes de saber de ella, pero opto por la mas directa y fácil: ir a su habitación y conversar.

Por alguna razón que desconoce, todo su enamoramiento hacia Nairobi, desapareció; para darle lugar a la curiosidad que sentía por la nueva integrante de la resistencia.

—¿Qué se te ofrece?

—¿Puedo pasar?

—Claro—la mujer se sienta en su cama seguida del hombre.

—Perdona que te pregunte esto, pero..., ¿Por qué eres tan cortante?

—La vida me hizo así.

—¿Qué te sucedió? —fue muy cauteloso.

—Perder a casi toda tu familia te marca, ¿sabes? —mientras estaba siendo irónica, su compañero le da una mirada compasiva.

—Lo lamento, yo...

—No digas nada. Todos dicen lo mismo. ¿Alguna otra pregunta?

—¿Por qué has entrado a la banda?

—Porque le hice una promesa al Profesor. Ahora yo te hago una pregunta a ti: ¿Eres detective o qué onda?

—Disculpa. Yo no quise hacerte tantas preguntas..., em—estaba nervioso. _____ se río de su cara.

—Tranquilo. No tenia intenciones de ponerte nervioso.

—¿Eres muy de asustar?

—Solo a las personas que me caen bien. Considérate una de ellas...—no sabía su nombre.

—Bogotá. Me llamo Bogotá.

—Bogotá, considérate una de las personas que me caen bien. ¿A que te dedicas?

—Soy soldador. Por eso entre a la banda.

—¿Familia?

—7 hijos. Con 7 mujeres distintas.

—Wow, que impresión.

—Lo se.

—¿Alguna vez amaste a alguna de verdad? —la pregunta lo desconcertó.

—No. No creo que encuentre el amor de verdad.

—Nunca digas nunca.

1 mes después

Bogotá estaba nervioso, hoy iba a declararle sus sentimientos a ______. Su miedo era que aun recordara la primera conversación que ambos habían tenido.

Se había equivocado al decir que: nunca creía encontrar el amor de verdad. Ella era su amor de verdad, aunque la duda que tenia era si el sentimiento era mutuo, ahora lo comprobaría.

—Dime ya, Santi, ¿Qué es lo que quieres decirme?

—Me he enamorado de ti—la ciudad abrió los ojos ante la confesión de su amigo, pero decidió abrir su corazón, y, por primera vez, no hacerle caso a su cabeza.

—Yo también me he enamorado de ti, Bogotá. Aunque mi cabeza diga una cosa, le voy a hacer caso a mi corazón.

—¿Y que es lo que dice tu corazón?

—Que me juegue por lo que siento—al decir eso, lo beso. Agradeció que ambos estuvieran sentados en la cama, ya que les proporcionaba casi las mismas alturas y cero dificultad para besarse.

La relación sería difícil de llevar, pero, cuando hay amor nada es imposible.