Río II

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Victoria Parker, hermana adoptiva de Alison Parker e hija adoptiva del embajador de Reino Unido. No es alguien a quien le interesa el dinero, las joyas, ropa, accesorios posición; había algo más valioso para ella: su libertad y su sentir

Benjamín la había adoptado con la intención de que siguiera sus pasos, pero fallo, porque ella era argentina, y tenia su forma de querer vivir.

Si fuese por ella, se hubiera ido de su casa hace rato, pero no podía dejar a Alison sola, y menos ahora que estaban atrapadas en la fabrica de moneda y timbre.

—Vicky, ¿Qué haremos ahora? —pregunto Alison.

—Ah, no se. Discúlpame, pero papá me dijo que no tomara decisiones desde que casi atropellara a una vaca en Chascomús—Alison se río al recordar.

—¿Quién es Victoria Parker? —pregunto el rizado.

—Yo—levanto la mano

—Ven conmigo—le ayuda a levantarse y van hasta el despacho del líder—. Berlín, aquí esta.

—Perfecto, Río. Déjanos solos—este asiente desconfiado—. ¿Tu sabes lo que ha hecho tu hermana?

—¿Ser caprichosa, boluda y siempre meter la pata? Si, estoy al tanto.

—Vaya, la quieres mucho—rio irónico—. Contrólala. No queremos problemas—su tono cambio a uno serio.

—Está bien—sales del despacho.

—¿Todo bien? —pregunto Río preocupado.

—Si—le sonríes.

—¿Qué te ha dicho? —susurro.

—Que controle a mi hermana—terminaron de hablar ya que se estaban acercando a los demás.

—¿Te has enterado del petardazo que ha hecho tu hermana en internet? —pregunto Pablo, el capitán de atletismo del colegio.

—¿Y vos sabes el petardazo que vas a hacer cuando vayas al dentista por los dientes que te rompí? —este la miro asustado—. ¿Qué paso se te fue lo machito?

—Hija de puta—susurro Pablo, pero tuvo la peor suerte de ser escuchado por Aníbal.

—Tu, ven—llamo Rio y se llevo a Pablo a un lugar apartado y vacío—. ¿Con que derecho te atreviste a insultarla?

—Eso es lo que es ella.

—Victoria es alguien hermosa, y no merece que un gilipollas como tu la insulté. Si lo vuelves a hacer, recuerda que soy yo, quien tiene el fusil en la mano—dice amenazante.

—Est- está bien—tartamudeo nervioso.

—Venga, Camina—le apunta por la espalda, forzándolo a caminar.

Victoria miro extrañada a Aníbal, quien le dio una mirada queriendo decir: "te protegeré, princesa".

—Victoria, ven—Tokio lo miro, era la tercera vez que se la llevaba.

Entraron a uno de los despachos que estaba vacío.

—¿Qué le has hecho? —pregunto la argentina divertida.

—Le di su merecido, corazón—le guiño un ojo.

—Te mereces un premio, ¿No crees, baby? —su tono era seductor.

—Estaré gustoso en recibirlo, My Love—dejo su fusil para besarla—. Por favor, escápate conmigo. Olvidemos todo. Dejemos todo para vivir esto—ruega.

—Creo que ya cuidé a mi hermana lo suficiente—le sonríe.

—Bienvenida—dice contento.

—Gracias, mi amor—se besan de nuevo.

El era capaz de dejar todo con tal de estar con Victoria, ya que, cuando el corazón ve a esa persona correcta, delira y late con pasión, la cabeza pierde la razón, para darle lugar a la decisión y al sentir del corazón.

La Casa De Papel / One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora