Berlermo x tu

330 7 0
                                    

Varios años antes del atraco a la fábrica de la moneda, Argentina, provincia de San Juan

Hoy era el cumpleaños de tu tía, así que, como se había hecho costumbre, iban todos juntos a pasar el día en algún lugar que ella quisiera. Pues este año se decidió pasarla en un camping en San Ceferino, y ahora estaban bajando las cosas entre risas.

—Gaseosas al palo. —bromea tu madre, aumentando las risas. Los refrescos que tu tía había traído estaban calientes y por eso lo dijo así.

—No te la "tomis" entonces. —se justifica, entre risas.

Luego de que todo estuviese en su lugar, tocaba ubicarse en la dura mesa de piedra.

—<<Que no venga para acá, que no venga para acá>> —pensabas, rogando. Tu padre se acercaba a tu lado. Pero solo fue para darle comida a su mascota. —<<Ay, menos mal>>.

Al final quedaste en medio de tus tíos, y tu padre lejos de ti. Agradeciste eso.

—Traje choco torta, ¿Quieren? —pregunta tu tía, todos asienten. Tu padre la va a buscar para repartirla, al final tu hermano se comió tu porción porque no te gustaba.

Estaban todos felices, pero más tarde no sería así.

En la noche todas las mujeres de la familia (incluida tu), estaban chismeando acerca de "las primas" de tu tía y tu madre.

—Mas secos los saludos. —se queja tu tía, mientras les leía los "Feliz cumpleaños Mariela" que habían mandado en la mañana al grupo familiar de WhatsApp. —Los únicos más o menos son el de la tía Yola y el de la tía Ana.

—Vos también sos media "secota", Mariela, así que no te quejes. —opina tu prima.

—Lo que es el "copiar y pegar", ¿No? —hablas tu.

—Meta "copie y pegue". —se involucra tu tío en la conversación, haciendo que todos los que estaban en la mesa y él rieran.

—Dejen vivir a esa gente tranquila. —tu padre hace presencia, para dejar sus cosas e irse nuevamente a caminar.

—Es que no le gusta que hablemos mal de la gente. —susurra tu madre, una vez que está lejos.

Ambas estaban mal con él, y todo el mundo se enteraría a la hora de la cena.

Eran las 10 p.m. cuando todos estaban en la mesa comiendo acompañados de una buena conversación, aunque no duraría así por mucho tiempo.

—Vamos a sortear la mesa de chapa, nadie la usa, así que no le veo el problema. —se dirige tu madre hacia su hermana. Ella estaba haciendo un bingo, y, ustedes iban a colaborar.

—Yo se la iba a dar a Débora. —habla tu padre de su hija.

—No podés hacerle la vida tan fácil. —tu progenitora estaba cansada de lo mismo.

Tu padre era muy injusto con tu madre, ¿Por qué? Pues eso les responderé:

El encontró a su hija hace 3 años y las cosas se pusieron feas. Sobre todo, para ti y para tu mentora.

Miguel siempre marco diferencias entre tu y sus otras hijas. Te dolía al comienzo, pero al pasar el tiempo no sentías nada, no te importaba nada que tuviera que ver con él. Es mejor así, ya que no sufrías.

Dejo de importarte el día que te dejo sola con tu hermano en una capilla.

Tenía que ir a buscar el albañil para su hija, así que los dejo ahí con tu catequista.

Ese día te diste cuenta de que no le importabas. Tu hermano no se daba cuenta porque era pequeño, pero tú ya habías perdido la cuenta de cuantas promesas y compromisos había roto con ustedes por poner a sus otras hijas primero.

La Casa De Papel / One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora