Berlín

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1995

Andrés se encontraba frente a tu casa, esperando a que le abrieras rápido, ya que hacía mucho frio.

—Andrés, pasa.

—Gracias. _____, tengo que hablar contigo.

—Lo se. No es normal que vengas a las 5 a.m.

—¿Las 5 a.m.? —pregunto sorprendido —. No me había fijado la hora, perdón.

—Relax, no pasa nada. ¿Qué quieres decirme?

—Necesito que finjas ser mi novia.

—Que directo —abriste los ojos —. ¿Y eso para qué? —sabias que tenía sus razones.

—Porque mi madre quiere que tenga novia y quiero hacerle creer que el amor no es para mí.

—¿Por qué mejor no le dices la verdad y ya? Deja de complicar las cosas.

—Esa no es opción. No hay adrenalina ni diversión —negaste con la cabeza.

—Acepto. Porque sé que ibas a insistir hasta que lo hiciera.

—Conocerás a mi madre hoy a la tarde.

—¿Qué vamos a inventar?

—Que nos conocimos en uno de mis viajes y que cuando tu volviste aquí te propuse ser mi novia.

—Vaya, que original

—Lo se —sonrió.

—¿Algo más?

—No.

—¿Te quedas o te vas? Te lo pregunto porque cae una nieve inmensa —aclaraste al ver sus cejas levantadas y su sonrisa pícara.

—Me quedo —ambos se sentaron en los sillones rojos mirando el fuego vivaz que cumplía perfectamente con su objetivo.

—¿Alguien más sabe de esto?

—No. Y no se lo digas a nadie.

—Se darán cuenta en algún momento.

—Cuanto se estén por dar cuenta terminaremos. Fin de la historia.

—Lo tienes todo pensado.

—Soy ladrón profesional, querida.

—Pero no todos los factores de un plan se pueden controlar, QUERIDO —recalcaste la ultima palabra.

—Tu confía en mí.

—Justamente por eso.

—Tengo 19 años. Se lo que hago.

—Lo que digas —rodaste los ojos divertida.

Horas después estabas frente a su madre emocionada.

—No puedo creer que por fin mi bebe tenga novia.

—Madre, ya soy mayor de edad —se excusa ante el apodo que causo tu risita.

—Tu siempre serás mi bebe precioso. Pasen.

—Gracias.

—¿Cómo has conocido a mi bebe?

—¡Madre!

—Lo conocí en California. Ambos coincidimos en el hotel y tuvimos varias salidas.

—Después me fui y no coincidimos mas hasta hace 6 meses. Tuvimos mas salidas y llegamos hasta el día de hoy —continuo cuando le diste una mirada.

—Y yo que creía que te quedarías soltero toda la vida —ambas se rieron.

—¡Madre!

—Como sea. Les tengo un regalo —les tendió dos entradas para un concierto de Alejandro Sanz —Los llevare personalmente. Hoy tocan baladas.

—Madre, no es...

—No es nada. Vayan y disfrútenlo.

Dicho y hecho, los llevo al concierto y se quedó mirándolos hasta que entraron.

—¿Esto no lo tenias pensado, genio?

—No —hablo pausadamente.

Toda la gente empezó a vitorear al cantante cuando salió.

—Buenas noches, mi gente. Muchas gracias por acompañarme esta noche —comenzó a cantar "la fuerza del corazón".

Andrés miraba atentamente como tarareabas la canción, consiguiendo que su corazón latiera descontrolado.

<<Creo que me estoy enamorando de ti>>.

—¿Qué te pasa?

—Na...Nada. Solo pienso.

—Pues diviértete más y piensa menos —sonreíste causando su sonrojo.

—Lo hare seguido entonces —dijo divertido.

—Nice.

Actualmente estaban bailando un vals en Toledo con la misma canción que los enamoro.

—¿Recuerdas ese día?

—Obvio, Berlín. Jamás lo olvidare. Tú le reprochabas a tu madre que no te dijera bebe porque ya eras mayor de edad —reíste.

—Fuiste mi primer amor en ese tiempo, y, ahora eres el ultimo.

—Tú también lo eres, Andrés.

Los pies iban a ritmo tranquilo y sin prisas, sus miradas eran profundas, sinceras.

Damián tenía razón cuando dijo que con una mirada se sabia lo que se pensaba.

"Te amo" era el pensamiento de los dos.

Su amor traspasaba los límites que el ser humano con cualquier relación amorosa conocía. Por eso mismo era especial, porque ustedes lo conformaban, y ni nada ni nadie podría romperlo.

La Casa De Papel / One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora