Destino compartido || Gavi ||

Parte 3-Quiero tus fotos

NARRA GAVI

La morenita esta era una prepotente creída con aires de grandeza.

Primero se había atrevido a insultarme a la cara. Diciéndome delante de todos que no sonreía.. y luego.. tuvo la cara dura de hacer fotos de todos menos de mi, y restregármelo otra vez.

Y si todo eso no había sido suficiente, ahora era la misma loca que esta mañana casi me rayó el coche nuevo. Mi bonito Audi negro que a penas había comprado hacia unas semanas.

-Nos podríamos haber chocado ¿lo sabes?- me echó en cara como una loca. Su nariz se arrugó y entrecerró los ojos de forma inquisitiva, como si quisiera asustarme más así, pero solo consiguió todo lo contrarío, que me diera un ataque de risa.

Era tan bajita que a mi lado parecía un tapón, y eso que yo tampoco era el más alto de todos.Y por mucho que pusiera esa cara de cabreada, no podía tomarla en serio.

-¿De qué te ríes tu? ¡No es gracioso!- me dio un manotazo en el pecho que se sintió como una caricia.

-Me río de lo fea que eres - respondí para chincharla queriendo provocar que se enfadara aun más y la verdad es que lo conseguí, porque abrió mucho más los ojos y apretó los dientes con rabia.

-¿Cuantos años decías que tenías?- me preguntó cambiando de tema

-Acabo de cumplir 19 años- respondí sin entender por donde iba.

-Pues quien lo habría dicho, parece que tengas 16 y estés en el colegio con esa clase de insultos absurdos.

-Cállate- le ordené.

-No me mandes callar, no eres nadie para mandarme callar- dio un paso al frente envalentonada. Estábamos tan cerca que noté su olor dulce.. me recordaba a..joder no podía ser. Era ese mismo perfume.Me quedé tan parado que ni si quiera me di cuenta que se había dado media vuelva y se metió directa en mi coche.

Me permití chincharla un poco más dando unos suaves golpecitos en la ventanilla de su coche.

-¿Qué quieres ahora?

-Despedirme de ti niñata, algunos tenemos modales.

-No me llames niñata, Eres un chulo ¿Quien te crees que eres?.

Antes de que pudiera responder subió la ventanilla de una y arrancó el coche.

Realmente era odiosa, pero al mismo tiempo era divertido verla.. enfadada, aunque tampoco me permití pensar mucho más en ella. Me metí en mi coche y me fui directo a casa de la rubia a la que me había estado tirando la última semana. Rubia operada, no mucha cabeza, y que solo buscaba atención de un futbolista como yo. Pero cuando me paré frente a la puerta de su casa dispuesto a entrar, me vinieron imágenes de la.. morena esta.

Beatriz, me había sacado de mis casillas como nadie. No sabía quien se pensaba que era esa niñata para llamarme feo y chulo al mismo tiempo ¿De qué iba?

La rabia me consumía de una forma.. que no sentía desde hacia mucho tiempo, en especial desde que perdí a Carla después de esa estúpida discusión absurda que tuvimos. Me había obligado a no sentir nada desde entonces. No me lo merecía por el daño que la cause a la persona que.. bueno en teoría quería, y me daba mucha rabia que Beatriz hubiera conseguido hacerme sentir algo de nuevo, aunque solo fuera rabia y odio.

Aparté esos pensamientos de mi cabeza y llamé a la puerta de la rubia que a penas tardó un minuto en abrirme.

Me recibió en una bata negra de seda, que no tardé en arrancársela de una. Me la follé en el sofá, luego en su cama, y en la ducha, y cuando me cansé y me sentí liberado, me dispuse a irme a casa de Fermín, como todas las tardes.