Parte 10-Es mi corazón

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NARRA BEA

Había pasado casi una semana desde que Martincito acabó lesionado.

No podría describir lo liberada que me sentí cuando el médico nos comunicó su diagnostico final.

Martincito tenía un esguince de grado dos en su rodilla derecha y estaría casi un mes de baja, con rehabilitación y ejercicios controlados para recuperarse de la rodilla de la mejor manera posible.

Dentro de lo malo, no era lo peor que podría haber pasado para el golpe que se dio. Cuando llegué al hospital y lo vi tan asustado y quejándose de dolor, tuve un flashback de cuando Gavi se rompió en el campo hacia ya casi 7 años. Por suerte se había quedado en un susto y tenía solución. Pero eso no quería decir que no me sintiera culpable por haberlo dejado solo. Desde que me dijo que se quería ir de casa, la situación me vino grande,  y sentía que no había sabido llevarlo bien alejándome de el.

Y por eso, me había volcado de nuevo en mi niño. Todo el "distanciamiento" que cree entre los dos no sirvió de mucho, porque ahora Martincito me necesitaba más que nunca y estaba super pegado a mi. De momento la idea de "mudarse" a La Masia había pasado a un segundo plano, y Martín solo quería estar tranquilo en casa. ¿Y qué podía hacer? estaba aliviada, y feliz, porque mi vida volvía a ser como antes, y no tenía queja.

En cuanto a Gavi y a mi, estábamos en una situación un tanto extraña. Primero porque el sevillano se sentía culpable por el trago que me hizo pasar con Luís. Cuando se lo conté, se puso como un loco a dar golpes, e incluso intentó llamar a Nola, pero lo paré. Quería olvidarlo, y quería centrarme en Martín y en su recuperación, pero Gavi no estaba de acuerdo. Además de todo el lío de Nola, el sevillano estaba obsesionado con perseguirme por cada rincón de la casa para asegurarse de que estaba bien. Y bueno.. bien estaba, o al menos yo me quería convencer a mi misma de lo que estaba, que nada había cambiado, sin embargo, cada día que pasaba me encontraba un poquito peor.

Me cansaba más de la cuenta, con mareos constantes y..mi corazón iba descontrolado. Tenía una arritmia que no era normal.

No acepté hacerme analíticas ni exámenes el día que estábamos en el Hospital con Martín, porque no pensé que fuera lo adecuado. Lo único que importaba en ese momento era mi niño, pero ahora.. casi una semana después me arrepentía un poco en parte.

Pero no, había hecho bien, volví a pensar, porque lo único importante era mi niño. Yo daba igual, solo importaba Martín.

-Otra vez no...-Estaba de rodillas en el váter de nuestro baño vomitando toda la comida. No había nada que me sentara bien, absolutamente nada. Además, mi corazón latía con tanta fuerza, que parecía que se me fuera a salir del pecho por el esfuerzo.

-Amor, me voy a la sesión de publi- Gavi se acercó a la puerta del baño e intentó abrirla. Menos mal que puse el seguro, porque me llega a pillar en esa tesitura, y capaz hubiera sido de arrastrarme al hospital-¿Cariño?- intentó abrir la puerta moviendo en manillar, pero al ver que no decía nada, empezó a dar pequeños golpecitos en la puerta.

-Ahora salgo, estoy en el baño- dije bastante tajante.

-¿Bea que estás haciendo? Abre-ordenó.

-¿Quieres que te lo expliqué gráficamente?- seguí esperando que con eso lo dejara estar.

-Se que no estás cagando, no me vengas con esas. Nunca te encierras cuando cagas, llevamos 7 años juntos.

-Eres un bruto, además de un maleducado. Déjame.

-Abre la puerta, ¡no estás cagando! deja de mentir con lo de la intimidad.

Destino compartido || Gavi ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora