Parte 48 -Un pequeño paso

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Recordad dejar estrellita <3

NARRA GAVI

Pedri estaba siendo mucho más útil de lo que jamás pensé que podría serlo en mi relación, y eso que el canario tampoco tenía mucha experiencia en pareja. Pero es que sino llega a ser por mi amigo, habría salido corriendo como un cobarde a lamentarme a casa y a llorar  después de que Bea me dejara.

Sabía que la cosa estaba complicaba, y que me iba a costar mucho recuperarla, pero pensaba hacerlo, costara lo que me costara. Por eso, a pesar de las recomendaciones de Pedri, de que me fuera a casa a dormir, y volviera por la mañana a primera hora para estar con Bea, me negué. Le hice caso en todo, menos en eso.

Dormí, o mejor dicho "intenté " dormir en la dura silla de la sala de espera, porque quería estar cerca de Bea por si se ponía peor. Después de todo, era su primera noche en el hospital y el médico nos dijo que podía ser la más crítica.

En resumen, Pablo Gavi no pensaba separase de su lado, aunque Bea no me quisiera junto a ella.

A las 8 de la mañana ya no podía más, necesitaba ver a Bea aunque temía la reacción que iba a tener de nuevo cuando me tuviera delante, por lo que salí del hospital y me las ingenié para buscar un lugar decente donde poder comprar algo de desayuno. Encontré una pequeña cafetería con croissants y galletas recién hechas , y monté una pequeña cesta de desayuno para Bea, con un ramo de flores que compré en la floristería del hospital.

Pero no solo eso, encargué a la florista que todos los días le mandaran un ramo con 6 flores a Bea, por los 6 meses que ya llevábamos juntos, además de una pequeña notita en la que diría cada una de mas cosas que me fue enamorando de ella todo este tiempo. Puede que fuera una ñoñería, pero mi niñata era una ñoña, y este era el tipo de cosas que le iban a gustar.

También llamé a mis padres para contarles lo que le había pasado a Bea, y mi padre, cogió el primer vuelo que encontró de vuelta a Barcelona. Con suerte llegaría por la tarde y me ayudaría un poco con toda esta situación que se me estaba yendo de las manos.

La verdad es que estaba que me caía, ni si quiera la noche que me operaron dormí tan poco, pero recuperé todas las energías cuando me vi frente a la cama de Bea.

-Buenos días- me limité a decir muy bajito mirándola.Tenía los ojos rojos de llorar, además de unas ojeras aun más marcadas que las mías.

-Has.. venido..¿Qué haces aquí?- intentó disimular una lagrima que corría por su mejilla.

Tragué grueso porque tenía tanto que decirle, pero al mismo tiempo no sabia por donde empezar. Por lo que opté por lo más obvio. Dejé el ramo de flores sobre su mesita, y levanté la cesta de desayuno que tenía en el mano.

-Te traigo el desayuno, se muy bien lo mala que está la comida del Hospital..

-Te dije que no quería que volvieras..- me giró la cara sin mirarme.

-Ya me conoces, nunca me gusta hacerte caso.. ni cuando te pones mandona- respondí sin pensar, y Bea me devolvió la atención. Entrecerró los ojos y se cruzó de brazos, aunque por una fracción de segundo, juraría que sonrió.

-No tengo hambre.

-Nena...

-No me llamas así- siguió- no quiero..porque ya no soy tu nena, ni tu novia, no soy nada tuyo quiero que me dejes en paz- al menos ya no sonaba tan seria como el día anterior y solo estaba resentida.

Un avance al menos.

Me acerqué con lentitud a su cama.

-Se que ahora mismo no me quieres ver, ni mucho menos hablar conmigo -empecé con suavidad.

Destino compartido || Gavi ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora