Parte 71- Vamos a jugar

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NARRA BEA

No podía describir como me sentía en ese momento. Enfadada, cabreada.. pero sobre todo decepcionada. Tener a Gavi como novio era exasperante, pero tener a Gavi como novio y encima futuro padre, era sencillamente insoportable. 

Entendía que quisiera protegerme porque mi embarazo era un milagro por mi condición, pero lo que Gavi no veía es que cada vez que nos habíamos separado y Ana había aparecido, siempre nos había ido mal. Juntos éramos más fuertes y el no lo quería ver.

Cerré la puerta de un sonoro portazo, y me lancé encima de cama. Cogí una almohada y grité enfadada para desahogarme. Me sentía como un objeto, sin voz ni voto y la cosa no mejoró cuando mi móvil empezó a sonar con llamadas de Gavi. 

¿Cómo se atrevía a llamarme? ¿Cómo tenía la cara dura de llamarme después de dejarme sola en casa sin más? Ciertamente, no lo sabía, pero tenía claro una cosa, no pensaba aceptarlo. Pedri estaba pasando por un momento difícil. Conocía demasiado bien a mi prima, y sabía todo lo que era capaz de hacer.. Si Ana seguía chantejeándo a Pedri así, el canario acabaría destrozado.

-Bebe..a este paso cuando nazcas tus papas van a estar divorciados- ironicé al notar como daba algunas patadas. Al menos no estaba "sola" "sola" y lo tenía a el conmigo.  Me acaricié la barriga con cariño, mientras mis parpados empezaron a pesarme y acabé cerrando los ojos ligeramente, pero ni si quiera pude disfrutar de un momento de paz cuando mi móvil volvió a sonar.. y otra vez y otra... Gavi me llamó de nuevo, y colgué su llamada y volvió a llamarme una vez más y otra. Seguí el mismo patrón, sin hacerle el más mínimo caso, mientras me dirigía al baño a llenar la bañera y prepararme un baño calentito con sales. Si mi novio no me mimaba, me miraría yo sola.

De nuevo, mi móvil sonó, solo que esta vez fue el turno de Pedri, al que por supuesto también ignoré. No pensaba caer en su juego, porque seguro que Gavi le pidió que me llamara. 

-¡Serán imbéciles!-estaba perdiendo la poca paciencia que me quedaba cada vez que la pantalla de mi móvil se iluminaba. Ellos dos me habían dejado sola, ¿Para que me buscaban ahora?

Al final no me pude controlar más y la que fue la llamada número 30 de mi novio y padre de mi hijo descolgué.

-Mira Pablo, deja de acosarme. ¡No te quiero oír, no te quiero ver, deja de llamarme!- le exigí levantando mucho el tono de voz.

-Nena escúchame, por favor te lo pido déjame hablar- sonaba muy agobiado, pero no me daba ninguna pena-tienes que salir de...

-No, no te escucho, solo he cogido el teléfono para decirte que como no dejes de acosarme, me voy de casa. Avisado estás, deja de llamarme ¡Te has largado y me has dejado sola! pasa de mi.

-Vete- me ordenó sin ningún miramiento. 

Sus palabras me cayeron como un jarrón de agua encima, ni si quiera me llamaba para disculparse, sino para echarme de casa. ¿De qué iba este ahora?

-¿Qué acabas de decir?- pregunté incrédula.

-Que te vayas de casa joder. ¡¡Vete!! -me gritó en un tono de voz que no me gustó nada. Me estaba ordenando de nuevo. 

-¿Pero tú eres gilipollas? ¿O qué te pasa?-le exigí -¿Ahora me echas de casa? ¿Estás en tu sano juicio? ¡Estoy embarazada de tu hijo imbécil!

-Nena .. no te ..

-No me llames nena, no soy tu nena, eres un sin vergüenza, ni se te ocurra volver a casa esta noche Gavi- colgué frustrada y lancé el móvil a la cama. Si algo había cambiado en mi estos meses era mi paciencia. Las hormonas conseguían que tuviera mucha menos paciencia de lo normal, pero en mi defensa diría que Gavi vivía por y para hacerme rabiar. 

Destino compartido || Gavi ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora