Destino compartido || Gavi ||

Parte 41 -Arreglarlo

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NARRA BEA

A penas recordaba mi tiempo en el hospital tras mi operación de corazón. Siempre pensé que me había hecho un bloqueo mental para olvidar esos días de incertidumbre donde no se sabía si mi cuerpo iba a aceptar o no el corazón de otra persona. Y la verdad es que después de pasar dos largos días con Gavi ingresado en ese mismo hospital que estuve yo, pude confirmar que sí. Había bloqueado esos recuerdos de mi cabeza por una buena razón. 

Esa había sido mi forma de "protegerme". Odiaba los hospitales, el ambiente que se respiraba y todos los recuerdos que me traían. Aun así, intenté dejar todo eso de lado por Gavi. El sevillano me necesitaba más que nunca, y había intentando cumplir y estar junto a el. Aun así, cuando le dieron el alta no pude evitar sentir que me quitaba un peso de encima. Pensaba que volviendo a casa Gavi estaría mucho más tranquilo, pero no podía estar más equivocaba.

Si los dos días que pasamos en el hospital fueron difíciles, no se podían comparar a lo incomodo que estaba siendo todo en casa. 

A parte del dolor diario que hacía que estuviera de mal humor la mayoría del tiempo, Gavi era la típica persona que no se podía estar quieto, y eso diría que incluso lo llevaba peor que el dolor. 

Tener que reposar una semana entera para que la reconstrucción de ligamentos quedara bien, no fue bien recibido por el sevillano.Se peleaba por poder moverse de un lado a otro con sus muletas. Y entre Aurora madre, Aurora hija y yo... nos ibanmos turnando para pararlo. 

Durante el día ese era el mayor de los problemas, controlar que se estuviera quieto, pero durante la noche.. Gavi no quería dormir solo. 

Quería que durmiera con el en nuestra cama como siempre, pero eso no podía ser. Su pierna debía estar en alto todo el tiempo.. además que si compartíamos cama yo podía darle algún golpe sin querer mientras dormía y no era seguro. Las primeras noches dormí con el en un sillón, pero a penas era capaz de dormir dos horas seguidas.. y al final Pablo padre me convenció que fuera a dormir al cuarto de Gavi en la parte de arriba de la casa.

Esa noche descansé sí, pero no me sirvió de mucho por lo enfadado que estuvo Gavi todo el día siguiente. Por lo que me propuse encontrar una solución, que hoy mismo le iba a presentar al sevillano antes de que saliéramos hacia el club.

Después de una semana y media, Gavi volvía al barçaa a empezar su rehabilitación y yo estaba que me moría por dentro.. porque iba a ser la primera vez que volvía después de haber dimitido. Aun así, intenté guardarme los nervios para que no le afectara a Gavi, porque ya suficiente tenía el. 

-¿Pablo puedes venir un momento?- le pedí apoyada en el marco de la puerta. 

Se había pasado el día sentado en el sofá amargado pensado en lo mal que le iba a ir en la recuperación de la tarde.

-¿No puedes venir tu aquí?- me respondió sin ganas mientras se ponía en pie con las muletas. 

-Pues no, no puedo porque tienes que verlo tu, yo no te lo puedo llevar hasta el salón- respondí algo molesta ante su actitud de indiferencia. 

A penas unos minutos después escuché el ruidito de las muletas acercándose cada vez más a mi, hasta que Gavi apoyó la cabeza en mi hombro y suspiró. 

-Perdón.. se que estoy inaguantable.. ya sabes que no es por ti nena, lo siento - todos los días acababa igual. Se disculpaba, me pedía mimos, yo le decía que no pasaba nada.. y así en bucle. 

Solo esperaba que lo que iba a enseñarle fuera a mejorar eso. 

Llevé mi mano a su mejilla y dejé una caricia.