Danielle More
— Y así es una patada recta.— Manu me mostró a través de la pantalla.
Aplaudí.
— Muy bien.— Le dije y la sonrisa de mi hermana menor se hizo mayor.
— Está mejorando mucho en sus clases de karate.— Dijo con orgullo.— Y Kate en las de pintura no para de decir que espera hacer un retrato de todos nosotros.
Manu asintió y se acercó para arrodillarse frente a la pantalla.
— Cada vez es más molesta, mamá.— Dijo.— ¿Cuándo vas a volver? ¿Nos compraste regalos?
— Pronto.— Le dije.— Y si, tengo algunos regalos.— Manuel y Katerine eran mis hermanos menores, pero eran tan pequeños cuando mamá murió que al crecer me vieron como si fuera su madre y me llamaban como tal. No me molestaba, en verdad los amaba cómo si fueran mis hijos.
—Anda, ve a revisar a Kate.— Dijo Margo a Manu, presionandole las costillas como en un juego, él se rió y fue a buscar a su hermana. Dejándonos solas a Margo y a mí.
— ¿Cómo vas en el instituto? — Le pregunté.
— Bien.— Ella sonrió.— El capitán del equipo de fútbol americano me pidió que fuéramos a una cita.— Se llevó el cabello hacía atrás y trató de disimular que le afectaba.— No sé si aceptar.
— ¿Es guapo? — Pregunté, ella tenía diecisiete años, estaba en esa etapa de atracción por el género opuesto y me alegraba mucho, ya que sabía que no siempre tenía tiempo para cuidar a nuestros hermanos.
—Eh, si.— Ella dijo.— Pero es rubio, no me gustan los rubios, me parecen muy tontos.
Me reí.
— Conozco a cuatro hermanos que son rubios y creeme que no son nada tontos.— Le dije.
— ¿En serio?
Asentí.
— El mayor tiene un corazón muy noble, es un filántropo por naturaleza. El segundo es...— Me mordí el labio.— Es el tipo de persona que marca tu vida cuando lo conoces, le admiro y lo respeto mucho.
— ¿Es el hombre que nos trajo aquí, verdad? — Preguntó Margo.— El de voz suave y ojos verdes como el bosque.
—Si.— Sonreí.
— Tienes razón.— Dijo llevándose una mano a la barbilla.— Se veía cómo un rubio sin un pelo de tonto. ¿El resto de sus hermanos son tan guapos?
Asentí.
— El tercero es muy bueno con los números y el cuarto es un aficionado a la fotografía, pero también es muy observador.— Terminé de decir. La personalidad de Magnus era también la más parecida a la de Erik, si no fuera por su timidez excesiva y su ansiedad constante, sería alguien que crearía miedo a los que lo rodeaban. Por eso Kenzo estaba tan obsesionado con él, le parecía que someter a Magnus era el equivalente a someter a Erik.
— ¿Y tú estás enamorada del segundo? — Margo preguntó.
Me reí y negué.
— ¿Románticamente? No me atrevería.— Respondí. No le faltaría el respeto de tal manera al codiciarlo. Él me había sacado de un profundo pozo y me había convertido en lo que era, también salvando a mis hermanos es el proceso, le debía demasiado a Erik como para pensar en algo tan vulgar hacía él.
— Estoy saliendo con el tercer hermano.— Revelé a Margo.— Tiene mi edad y nos llevamos bien.
— ¿En serio? — Mi hermana se acercó a la pantalla.— No te veo enamorada de verdad, ¿Él es bueno contigo?
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Misión: Rescate. Contratiempos: Elegir. (IV libro)
RomanceLe habían dicho a la reina Ostergaard que la soñaron en una isla en medio de una elección entre un tiburón y un ave, pero, ¡No pensó que sería literal en una isla! Milenka Ahmad había elegido a Erik Ostergaard después de que las cosas salieran muy m...