Capítulo 44: Será muy divertido domarte.

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Al abrir los ojos de nuevo levanté mi brazo y miré una vía intravenosa en mi mano. Había un líquido amarillo que estaba entrando constantemente a mi cuerpo y mi brazo se sentía frío al tacto.

Lo último que recordaba era estar besando a Aren y después no había más.

Llegué a la rápida conclusión de que me había desmayado de nuevo.

Puse los ojos en blanco hacía lo delicado que era mi cuerpo y luego ladeé mi cabeza, mirando alrededor para buscar mi bastón y ponerme de pie, pero en vez de ello al único que encontré fue a Aren sentado en una silla con una tablet en sus manos, pero sus ojos en mí.

Y ahora parecía que había hecho algo mal, porque su mirada era reprensiva.

No sabía qué decir, ¿Había firmado mal algún documento? Podría ser eso, pero no permanecí mucho en la incertidumbre cuando él bajó sus ojos a la pantalla y comenzó a leer en voz alta.

— 1 de Julio, su majestad ha declinado las tres comidas al día preparadas. Bebió dos tazas de té, tres vasos de agua, comió una gelatina y 10 dulces de fresa.— Sentí que se me calentaban las mejillas de la vergüenza.— 2 de Julio, su majestad declinó dos comidas al día, la comida aceptada fue un plato de avena, media manzana y un cuarto de taza de té, quince minutos después vomito todo, no quiso volver a comer. Se niega a la sugerencia de un médico. 3 de...

— Ya entendí.— Lo corté con brusquedad.— Tenía mucho que hacer, no podía ver a ningún médico. Me quitaría tiempo y sobre las comidas, simplemente son mis viejos problemas de gastritis agravados por el estrés y no tenía hambr...

— Milenka.— Aren me interrumpió.— Si hubieras visto a un médico, entonces te habría dado cuenta de que no es gastritis.

Fruncí el ceño.

— Bueno, ya que pareces saberlo todo, entonces, ¿Por qué no me iluminas? — El sarcasmo goteó de mis palabras.

Aren se rió.

— ¿Qué pasó con mi Milenka amorosa? — Preguntó bloqueando la pantalla y dejándola en el asiento para acercarse a mí ,colocando sus manos en mi cuello y parte de mi cabeza, girándola como si la inspeccionara después de darse cuenta de que había algo mal con ella.— ¿Por accidente se reinició? ¿Vuelvo a tener a la mujer qué me odia?

Lo empujé.

— Aren... deja las tonterías.— Dije usando mi fuerza para librarme de él, pero no me dejaba y él acercó sus labios a los míos. Lo esquivé y estos terminaron en mi mejilla.

— Espera.— Dijo, pasando sus besos a mi barbilla y a mi cuello.— Estoy buscando el botón que me devuelva a mi Milenka amorosa.

Me reí, empujando mi cuerpo hacía el colchón, tratando de alejarme de él y las cosquillas que me causaban sus labios sobre mi piel.

— ¿Qué botón? Aren...— Me quedé sin aliento cuando mordió mi clavícula con suavidad.— Aren...— Mis manos se aferraron a sus brazos y me quedé quieta cuando él levantó su cabeza y me miró con sus ojos verdes.

— Ahí está.— Sonrió con picardía y dulzura mezcladas, agitando mi corazón.— Mi Milenka.

Apreté mis manos sobre sus brazos y parpadeé la humedad en mis ojos desviando la mirada con una leve sonrisa en mis labios.

No lo admitiría nunca ante él, pero me gustaba que me llamara su Milenka.

Aren se inclinó y mordió mi oreja, dejando un poco de humedad en ella y captando mi atención para girarme de nuevo hacía él.

— ¿Ya vas a decirme? — Le pregunté con un tono mucho más suave, sumisa a su cariño y Aren reaccionó con un brillo depredador en sus ojos. Se inclinó y me besó fugazmente, esta vez no me moví.

Misión: Rescate. Contratiempos: Elegir. (IV libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora