Especial: Lo siento, Erik.

113 11 0
                                    

Aren Ostergaard

— ¿Querías verme? — Levanté la cabeza hacía la puerta, dónde estaba Nestore Leone mirándome con una expresión indiferente. Al igual que el resto últimamente, estaba usando ropa negra.

Estaba enfermando de ese color. Me rehusaba a pensar en lo que significaba. Tenía demasiadas cosas que hacer.

Verifiqué la pantalla de la computadora a los documentos que me faltaban por revisar y después hacía mi reloj. Contaba con diez minutos antes de poder reunirme con mi equipo, después tenía otras dos reuniones con los nobles para estar en Italia a las nueve de la noche y asegurar un lugar en la mesa del presidente, pero fácilmente podría perder todo eso si Nestore me exigía más tiempo en lo que esperaba pudiera ayudarme.

— Por favor.— Señalé la silla frente a mí hacía mi tío.— Siéntate. — Él se acercó y tomó asiento, sus ojos se posaron distraídamente en los documentos en el escritorio y luego de regreso a mí.

— Así que la diversión terminó para ti, Aren.— Nestore dijo tomando una pluma y girándola entre sus dedos.— Interesante manera que la que tuvo Erik de aterrizarte.

— Apreciaría que no habláramos de mi hermano.— Dije abriendo el primer cajón del escritorio y colocándolo el expediente médico en frente suyo.— Esta es la historia clínica de Milenka Ahmad.— Dije.

Nestore levantó una ceja.

— ¿Y qué esperas que haga con ella? — Preguntó.

Junté mis manos. Tener que decirlo era difícil, pero no me quedaba más opción que exponerlo para llegar a una resolución.

— Milenka perdió el embarazo de mi hermano, producto del shock y el trauma.— Me expliqué.— Ella trató de suicidarse cuando se enteró en simultáneo de ambas cosas, le mentí y...— Guardé silencio cuando él levantó el expediente.

—Le quieres seguir creando la idea de un embarazo para que no se suicide, ¿Estoy en lo correcto? — Él preguntó. Asentí.

— Es inestable mentalmente. Los psiquiatras no pueden ofrecer otra alternativa para ella además de mantenerla vigilada, atada y drogada.— Negué.— No creo que sea la mejor idea a largo plazo.

No quería convertir a Milenka en una muñeca con cuerdas. Esperaba que volviera a ser la misma, aunque sabía lo difícil que era eso. Aún así, no estaba dispuesto a rendirme con ella.

— Pagaré lo que sea necesario.— Agregué al verlo hojear con detenimiento la última sección, dónde se describía lo que había sucedido días atrás.— Solo quiero que ella mantenga esa esperanza.

— Lo qué propones rompe con una buena parte de sus derechos humanos y médicos.— Nestore levantó la cabeza hacía mí.— La única manera de "mantener" esa esperanza no es otra que colocándola directamente dentro de ella y cómo estoy seguro de que Erik no dejó su descendencia guardada en frasco...— Soltó el papel.— No me hagas decir cuál es tu objetivo, Aren.

Presioné mis labios.

— No tiene nada que ver conmigo, esto es por ella.— Dije.

Nestore se rió.

— Me pregunto si estás tratando de engañarme a mí o a ti mismo.— Dijo, recostandose en el respaldo de la silla.— Lo que planeas hacer es ilegal y bajo, pero no puedo decir que me sorprenda, no viniendo de ti.

— Haré lo que sea.— Repetí.— Sabes de lo que soy capaz, tío. Así que deja de jugar al gato y al ratón conmigo y acepta o niégame tu ayuda de una vez para que pueda decidir que hacer a continuación.

Misión: Rescate. Contratiempos: Elegir. (IV libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora