Me desperté a las cinco y medio de la mañana y Aren ya no estaba en la cama, situación que agradecí profundamente al levantarme y vestirme para escabullirme de regreso a mi habitación, dónde me di una larga ducha y luego me arreglé para otro día, dirigiéndome directamente a mi escritorio dónde estaban todos los documentos que debí firmar la noche anterior y me puse a trabajar en ellos de manera inmediata.
Mi secretaria entró y le pedí un té de limón para terminar de despertar con mis manos en los primeros documentos a revisar.
Me sumergí de inmediato en el trabajo, levantando la cabeza ocasionalmente para levantar la taza en mi escritorio y llevarla a mis labios sin adicionar nada, pero me interrumpí cuando iba a la mitad de la taza, sintiendo una repentina sensación de náuseas y respiré profundamente para echarla hacía abajo.
Cuando recuperé el control de mi cuerpo miré con cierto resentimiento la taza de té y luego terminé considerando que mi gastritis había empeorado en los últimos días por culpa del continuo estrés.
Empujé la taza lejos de mi ya sin querer verla y cuando mi secretaria captó el mensaje, llevándosela, me tomé unos minutos para descansar la cabeza en el respaldo de la silla y soltar lentamente el aire de mis pulmones.
Volví al punto que había evitado desde que abrí los ojos enredada en las sábanas de Aren y luego repetí en mi cabeza las palabras de Aasiya.
¿Por qué me había vuelto a acostar con Aren cuándo me había decidido por terminar con la imprudente relación que habíamos empezado?
No era tan complejo soltar un "no", pero cuando él me besó ni siquiera pensé en ello, solo lo seguí cómo si fuera algo tan natural cómo respirar.
¿Era realmente solo deseo sexual? ¿Mis impulsos eran incapaces de retractarse solo porque veían la oportunidad?
Me llevé la mano a la frente y me la tallé varias veces sintiendo que el malestar que tenía empeoraba y comenzaba a sentir una opresión dolorosa comenzar detrás de mis ojos y subir hasta mis temporales.
— ¿Su majestad ha hecho algunas nuevas modificaciones para la asistencia a la conferencia de prensa sobre...— Me detuve, pero ya me había escuchado mi secretaria y contestó con profesionalismo.
— Si, su majestad. Sugirió un aumento de guardia por cuatro más, ya se ha pasado el plan al jefe de seguridad de palacio y...— La detuve levantando mi mano.
—Enys.— Bajé mi mano y la miré.— De las actividades que realizo fuera del palacio, ¿Cuántas son revisadas por su majestad el rey?
Mi secretaria me miró con confusión y se llevó un dedo hacía el armazón de sus lentes rectangulares para subirlos por el puente de su nariz.
— Cada actividad que realiza fuera de palacio es revisada por su majestad el rey.— Ella explicó.— Mensualmente me encargo de preparar el itinerario con no más de ocho salidas y usted debe presentar el informe correspondiente de estas el día veinte de cada cambio de mes.
Si, lo sabía, pero necesitaba escucharlo de ella para terminar de entenderlo con claridad.
— ¿Alguna vez he faltado en hacerlo? — Pregunté.
— Solo en una ocasión, su majestad.— Ella me recordó. El primer mes en que lo solicitó y cuando no lo hice tuve prohibido salir durante el segundo mes.
— Y sobre la educación de las princesas.— Dije.— Recuerdame cual es la situación con el rey.
— Cada cambio y decisión sobre ambas princesas realizada por usted es considerada por su majestad el rey y los cambios se comunican a su majestad la reina viuda en caso de haber alguno.— Enys dijo.
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Misión: Rescate. Contratiempos: Elegir. (IV libro)
RomanceLe habían dicho a la reina Ostergaard que la soñaron en una isla en medio de una elección entre un tiburón y un ave, pero, ¡No pensó que sería literal en una isla! Milenka Ahmad había elegido a Erik Ostergaard después de que las cosas salieran muy m...