Capítulo 11: Gracias

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Todos los roles y las parejas eran diferentes. No había nada que funcionara igual entre una pareja y otra, por eso muchos dominantes y maestras se tardaban mucho para establecerse con un sumiso o sumisa.

Este mundo era tan vasto y complejo como otro tipo de sociedad, por eso a través de los pocos años que tenía desenvolviéndome aquí, todavía me sentía nueva.

Entre mis pasos pude identificar al rey de corazones, un Dom de tez clara y ojos almendrados con iris tintados en miel que acariciaba la cabeza de su sumisa después de emerger del camino que llevaba a la sala dos.

Ella iba vestida de una falda de pliegues en material de cuero negro con botas negras y medias rotas usando un top del mismo color. Sus ojos parecían rojos por haber llorado, pero estaba sonriendo hacía él y se inclinaba de manera dependiente a su toque en una armonía de pareja que levantaba la envidia de cualquiera.

Me detuve por un momento sabiendo la identidad real de él como uno de los magnates españoles más ricos a nivel global y su sumisa era su esposa, que había perdido a su primer marido muchos años atrás.

Ambos eran una historia muy común entre la comunidad de como un dom salvó a la sumisa de su mejor amigo cuando este murió y descubrió en ella algo que lo hizo quedarse.

Muchas sumisas suspiraban con esa historia y yo...

¿Sería tan satisfactorio? ¿Dejar el control a alguien más? Ella parecía muy feliz y mucho más satisfecha de lo que alguna vez estuve en toda mi vida como domina. Tragué y desvié la mirada siguiendo mi camino, eliminando los absurdos pensamientos de mi cabeza hasta llegar a la sala cuatro.

Entonces me giré hacía Aren y le puse una mano en el pecho.

— A partir de este momento, obedece todo lo que diga, ¿Entiendes? — Él asintió y yo me volví para empujar la puerta y entrar a la sala dónde estaban un total de cuatro cuidadores, tres hombres con sus mascotas y una mujer.

Los cuatro estaban sentados disfrutando de una bebida entre sus manos con sus respectivas mascotas en el suelo.

Había un asiento vacío y conduje con la correa a Aren hasta sentarme en la silla, entonces con un movimiento le ordené permanecer en el suelo y obedeció, adoptando una postura tranquila a pesar del entorno tan diferente a lo que acostumbraba.

Dos de los handlers o cuidadores tenían mascotas femeninas, las dos actuando desde el cat play con sus orejas de gato en la superficie de sus cabezas, una de ellas estaba sobándose directamente en la pierna de su dueño y la otra parecía jugar con una bola de estambre entre sus uñas postizas que hacían función de garras de gato.

El tercer cuidador y la cuarta cuidadora tenían mascotas masculinos desde el papel de puppy play y ambos parecían jugar entre ellos, gruñéndose y moviéndose por el suelo.

Miré a Aren en busca de cualquier reacción, pero solo parecía curioso.

— Yo también acabo de llegar.— La handler femenina me habló, situada en una silla en mi costado derecho.— Soy Maya ¿Cuál es tu nombre?

— Andras.— Respondí.

Elegí mi nombre en el mundo del BDSM del origen un demonio femenino que se consideraba protectora de los asesinos, que seleccioné después de que mi hermano eligiera el suyo, "Angra" de origen persa donde ahora se encontraba nuestro territorio, fue un personaje que era la personificación del demonio y la fuente de todos los males del mundo.

Así que si él mismo se proclamaba como algo que no debería existir yo quería ser quién lo protegiera a él y a nuestra línea de sangre que era todo lo que nos quedaba a nosotros y al país.

Misión: Rescate. Contratiempos: Elegir. (IV libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora