Eleonor Carswell
Siempre estuve de acuerdo en que las conexiones lo eran todo para poder tener facilidades en la vida y para poder acceder a los lugares más inhóspitos posibles. Pero mi única sorpresa al estar viendo un avión en un hangar privado americano, era que esa conexión viniera de Magnus Ostergaard.
¿Tal vez lo había subestimado?
Caminé golpeando las puntas de mis botas con las manos sobre mi espalda cerca del avión de vista cromática que estaba siendo evaluado por su piloto antes de despegar y me acerqué a Magnus, quien tenía la mirada muy atenta en la punta de sus propias botas.
Le di un golpe con el hombro en el brazo.
—Dime, Mag, ¿Quién es el caballero que nos va a llevar hasta la isla? — Le pregunté bajando mi tono de voz.
—Kenzo.— Magnus dijo.— Kenzo Itō.
— ¿Itō? — Levanté la cabeza al cielo y repasé el nombre en mi cabeza varias veces hasta que encontré la conexión que me parecía familiar.— ¿Itō de la mafia japonesa? De casualidad.—Me incliné hacía él.— ¿No tiene que ver con Tetsuo Itō?
Tetsuo Itō era uno de los jefes más importantes de la mafia japonesa y amigo personal de Nestore Leone, pero sabía que a pesar de esta conexión, el nombre de esa familia no debía de tocarse a la ligera.
—Es su hijo.— Magnus dijo.
—¿Su hijo? — Me acerqué más a mi primo.— Pero hasta dónde yo sabía, Tetsuo se casó con su esposa casi al mismo tiempo que nacieron las gemelas Ahmad. En ese caso debería tener diez años, ¿No?
Magnus negó.
—Tetsuo tuvo otra esposa antes que la que tiene ahora.— Respondió Magnus.— Es hijo de su primer matrimonio.
Me incorporé y le lancé una rápida mirada a través de mis pestañas.
El hombre no era muy corpulento, si no de constitución media, además de que tenía unas bellas facciones con una nariz recta y pómulos marcados, así como profundidad en la oscuridad de sus ojos que le hacían ver misterioso... Esa fue mi primera impresión de él, pero después de haber escuchado sobre su apellido y sus conexiones tuve un mal presentimiento.
— ¿Y es amigo tuyo? — Le pregunté a Magnus. Él asintió, pero desvió la mirada casi de inmediato.
Levanté la mano hacía su hombro, no dispuesta a dejar la conversación estancarse cuando vi a Viveke acercarse, mirando a sus alrededores dónde estaban los guardaespaldas de Kenzo y abrazándose a sí misma con miedo, apresurando el paso hasta llegar a nosotros.
Había sido un logro que fuera al baño sola.
Sonreí hacía ella.
—¿Estás lista? — Le pregunté soltando a mi primo para ir hacía ella y rodear sus hombros con mi brazo.— Ya que lleguemos, finalmente podrás reunirte con Mikhail y puede que te escuche.
Viveke me lanzó una mirada entre esperanzada y desconfiada por mis palabras, sin poder ocultar que todavía esperaba que las cosas entre ella y Mikhail pudieran arreglarse.
Debía ser duro estar enamorado.
Viveke pasó las manos por sus pantalones de combate y luego comprobó que el cuchillo que le había dado estaba en su lugar. Entorné mis ojos hacía ella y me pregunté si estaría bien en la isla, ya que ni ella ni Magnus tenían realmente un entrenamiento decente para sobrevivir.
Bueno, podía cuidar de ellos siempre y cuando no hubiera muchos problemas.
Esperaba que la suerte estuviera de mi lado y pudiera encontrarme rápidamente con el resto del equipo para rescatar a los reyes de Dimark y a Aren Ostergaard.
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Misión: Rescate. Contratiempos: Elegir. (IV libro)
RomanceLe habían dicho a la reina Ostergaard que la soñaron en una isla en medio de una elección entre un tiburón y un ave, pero, ¡No pensó que sería literal en una isla! Milenka Ahmad había elegido a Erik Ostergaard después de que las cosas salieran muy m...