Especial: La obsesión era un parásito.

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Mikhail Volkov

— ¿No le tienes miedo a la oscuridad? — Viveke preguntó debajo de mi cobertor, sus grandes ojos se mantenían expectantes y sus manos se agarraban a la tela entre sus manos. Parecía un pequeño conejo, del tipo que te mira sin miedo aunque estés apuntandole.— Cuando veo peliculas de terror me da mucho miedo.

— Entonces, ¿Por qué la viste? — Pregunté, acostándome en el extremo de la cama y pasando un brazo por debajo de mi cabeza. Sería un problema si insistía en quedarse a dormir en mi habitación y tenía que cederle mi cobertor.

— Porqué te gustan.— Dijo Viveke acercándose cómo una oruga y colocando su cabeza contra mi pecho.— Déjame quedarme a dormir contigo.

— Haz lo que quieras.— Dije, cerrando los ojos.

Viveke no respondió. Permaneció quieta, haciéndome creer que había captado la idea de que ya no quería seguir hablando, pero después de varios minutos en los que sentí mi propia somnolencia llegar abrí los ojos y miré su cabello rubio esparcido por mi camisa, sus manos me habían rodeado por la cintura y me sujetaba cómo si fuera su oso de peluche personal.

Puse los ojos en blanco.

En verdad era irritante tenerla cerca.

Su vulnerabilidad era asfixiante.

Llevé mi mano a su cabeza y tomé un mechón de su cabello para llevarlo a mis narinas, permitiendome obtener el olor a lavanda que emanaba de ella. Luego enredé mi dedo en los hilos dorados, mirándolos en medio de la baja luz de la habitación. Era lo suficientemente bonito cómo para ponerlo en exhibición.

Para cortarlo, guardarlo y no permitir que nadie lo viera.

Para encerrarla y no permitir que nadie más accediera a ella...

Fruncí el ceño y solté su cabello, la empujé fuera de mi cuerpo y me puse de pie bruscamente.

¿Qué demonios había pensado?

Necesitaba salir.

Necesitaba alejarme.

Y pensar.

Pensar.

Yo no era mi padre.

Nunca sería mi padre.

***

Volví a repasar los planos frente a mi con la tachuela roja en mi mano, la pase entre mis dedos de ida y de regreso varias veces.

Una entrada principal, tres de servicio y dos de emergencia en la planta dónde se esperaba que se desarrollara más de la mitad del evento.

En la entrada principal se encontrarían puntos de control de verificación biométrica y detectores de metales. Las armas no autorizadas serían confiscadas e investigadas. En las entradas de servicio las cámaras ya se encontraban posicionadas y los guardias de turnos rotativos organizados.

Las ventanas se habían reforzado con vidrios a prueba de balas. Tenía acceso a cada parte del edificio con grabaciones continuas en todos los ángulos.

Las rutas de escape según cada cuadrante asignado ya habían sido estudiadas por cada equipo, las internas y externas estaban aparentemente cubiertas y las posibilidades de encontrar variables en cada una de ellas, consideradas por el líder de cada escuadrón.

Los sistemas de comunicación habían sido encriptados por Conrad y contarÍan con su propio código con el personal.

La primera parte del plan de contingencia eran los hermanos Diavolo, mismos que ya se encontraban en el lugar, siendo notificados de cada aspecto del evento que se llevaría a cabo.

Misión: Rescate. Contratiempos: Elegir. (IV libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora