Capitulo 06| Un trabajo, unas reglas y un jefe especial

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Mentir se está volviendo algo de supervivencia.

Disimulé la punzada de pánico, mientras Batiste revisaba unos documentos que estaban sobre el precioso escritorio, que probablemente cuesta unos cientos de millones de euros. De hecho, todo lo que hay en esta casa vale cientos de millones de euros. Siempre pensé que lo mas excéntrico que había visto fueron un par de muebles fosforescentes; me equivoqué. La casa de Marcel Agramut es mucho más excéntrica, casi como uno de esos costosos hoteles en Dubái.

─ ¿Entonces estás de acuerdo con el salario?─ Batiste me preguntó, dejando escapar una sonrisa picara.

No sé como son los ricos con sus empleados, pero estaba siendo muy generoso al ofrecer ocho mil euros.

Sonreí y asentí con la cabeza mientras dejaba escapar─. No tengo problemas, Señor Batiste. Gracias.

¿Cómo podría tener alguien problemas?

Digo, ¡Que me van a pagar ocho mil euros por cuidar una casa!

Eso no se oye todos los días.

Eso no se oye nunca (honestamente)

¡Dios! Ni siquiera tengo ese dinero en mis manos y ya la siento como mío.

Definitivamente, merezco una larga tarde en el centro comercial después de toda esta experiencia.

Tacha eso.

No puedo pensar en gastar el dinero en tonterías.

¡Dios! ¿Por qué me das dinero y no me permites gastarlo en cosas que me hacen feliz? Dime, ¿Qué feliz puedo ser pagando deudas?

Vale, muy feliz (demasiado).

Batiste me miró detenidamente.

¿Acaso se dio cuenta de mi belleza interior?

Mentira.

En realidad, pensé que iba a darme las gracias por haberle dado las gracias. Pero, no. Él cambió de tema como si nada. Supongo, que tener dinero no hace que necesites las gracias de nadie

Batsite dijo─. Creo que Estela te explicó sobre el sitio donde vas a quedarte

─Sí. Ella me explicó todo muy bien.

Te lo dije: Ese hombre deja todo en manos de Estela.

No sé que haría sin ella.

Tampoco sé que haría ella sin él.

Pero, no lo malentiendas.

Digo, ella gana como diez mil euros por estar a su lado el día entero. 

Batiste se concentra en sus papeles mientras deja escapar─. ¿Puedes empezarla próxima semana o vas a necesitar un poco más de tiempo para organizarte?

Eufórica respondí─. Puedo empezar hoy mismo─al notar su expresión de sorpresa por mi entusiasmo añadí─, o como usted quiera. Estoy completamente disponible.

Joder, que eso no sonó nada bien.

Batiste, levantó la mirada y dejo escapar una sonrisa picarona.

Supongo, que ese es su talento (lo de las sonrisas).

─Entonces, ¿Puedes empezar mañana?─me preguntó, como si estuviese satisfecho por mi buena predisposición ─. ¿Necesitas que un chófer que pase por tus cosas?

─No, no hace falta ─ respondí sobre la marcha. No creo que sea bueno que un chófer pase por "mis cosas"─. No tengo muchas de valor. Digo, puedo traerlo todo en metro. No me cuesta nada.

¿Cómo cazar a un millonario?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora