Capítulo 88| Un instinto maternal, un padrino y una confesión

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¡Llego diciembre con todo su esplendor!

¡Dios!

¡No puedo creer que esta será mi tercera navidad con Marcel!

¿Lo puedes creer?

¡Yo tampoco lo creo!

Nunca pensé que resistiría por tres largos años.

Vaya, el tiempo vuelva cuando tienes un jefe como Marcel.

También cuando tienes una familia como la mía.

Dios, cada día es un problema nuevo que resolver.

¿Honestamente? Cuando vas sorteando tantos problemas, empiezas a encontrarle el lado divertido al asunto. Es decir, todavía me frustro cada vez que tengo que resolver algo importante. Pero, al menos sé que cuento con el apoyo de los niños y la loca pero adorable familia de Marcel.

¿Sabes?

Nunca pensé que diría esto: "Tal vez no tengo tanta mala suerte después de todo".

Es raro decirlo.

Pero, es la verdad.

Puede ser peor.

O, eso quiero creer.

No importa.

¿Qué te puedo contar?

Es domingo.

También el único día de la semana que Marcel no me molesta del todo. Es decir, siempre tiene alguna que otra cosa que pedirme. Pero, en líneas generales son tonterías que puedo resolver en menos de cinco o diez minutos. Créeme, él no sabe cómo usar una cafetera. Y, para la seguridad de todo lo mundo lo mejor es que no la use.

Los domingos también son un buen momento para pasar tiempo de calidad con mis hermanos.

Toda vez que no tengan sus propios planes.

Dios, ellos tienen más vida social que yo.

De hecho, hoy solo estoy con las mellizas y Sebastà.

Ema se llevó a Nil, Toni y Llum a pasear.

Y, como no soy una inconsciente que quiere sacarse de encima a sus hermanos, Gema los acompaña para que no hagan tonterías. Aunque, restando el hecho que Toni no puede tener la boca cerrada, mis hermanos se portan muy bien.

─ ¿Neus?― le pregunté a Mariona―. Los niños van a llegar en unas horas y tiene que ayudarme con la cena,

― Esta por ahí― Mariona cierra su libro con cierto nerviosismo.

― ¿Dónde?

― Dijo que iría por un libro a la biblioteca y luego al jardín para leer― Mariona me explicó, tratando de lucir lo más casual posible―. ¿Recuerdas que Marcel le dijo que podía tomar los libros que quisiera? Ella se pude tomar una eternidad haciendo eso.

― Entiendo que le guste leer. Pero, ella sabe sus responsabilidades.

―Déjame ayudarte― Mariona se ofreció.

Créeme que iba a aceptar la ayuda de Mariona y a quejarme de Neus. Sin embargo, tuve que obviar mi discurso para salir corriendo por causa de Marcel y la exprimidora.

Dios, él busca excusas muy tontas para verme.

¿Por qué soy tan irresistible?

Mentira.

Estoy delirando.

Es que paso demasiado tiempo con Marcel.

Los malos hábitos se aprenden más rápido y con gusto.

¿Cómo cazar a un millonario?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora