Capitulo 10| Una charla, rumores y una caza a la vista

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Esta mañana pasó algo bueno.

No, más que algo bueno, pasó un milagro.

¿Adivinas?

Sí, Marcel salió de viaje (espero de corazón que no regrese en un largo tiempo).

Mentira.

Quiero que regrese para que me pague el salario.

¿Por qué eso me hace tan feliz?

Primero está el hecho de que podré respirar, y ocuparme de un par de asuntos relacionados con los niños. Puede que en el pasado haya sido muy inconsciente, pero el estar al frente de un grupo de niños me ha hecho recapacitar sobre las cosas que son importantes de la vida.

─ Exactamente, ¿Por qué quieres llevarte a Sebastià?─ Joan me preguntó, como por enésima vez. Lo entiendo, no se siente cómodo con la idea de que saque al bebé a la calle. Es decir, fue muy difícil entrar a esta casa como para darnos el lujo de salir. Pero, ya había cumplido el primer año y no tuve la oportunidad de llevarlo a un control.

No está enfermo, simplemente estoy intentando hacer las cosas bien (dentro de mis posibilidades)

─Marcel esta fuera de la ciudad, es mi única oportunidad de llevarlo al hospital.

─Él está bien, no hay necesidad─ Gema dijo, y ahora con un tono más serio continuó─. Dijiste que ese chico lo escuchó llorar, que él no diga nada al respecto no significa que lo haya olvidado.

Olvidarlo, lo dudo.

Digo, Marcel y su familia lo tratan como un drogadicto.

Lo siento, Valentì.

─ Necesita sus vacunas del primer año─ afirmé, pensando que era mejor arriesgarme ahora que en el futuro─. No quiero líos─ les advertí, entonces me agaché a la altura de Llum─. Quiero que seas buena, si salimos de esta casa estaremos perdidos, ¿de acuerdo?

Llum me ha sonreído.

Espero que no haga alguna travesura.

¿Sabes? De vez en cuando, me siento un poco mal por tenerlo encerrados, es decir, de toda la vida han sido muy de estar jugando en el jardín o en la plaza. Ahora, sólo pueden andar por la casa, y en muy contadas ocasiones, debe ser horrible sentirse encerrado. Pero, aunque sea difícil es mejor que vivir en la calle.

(...)

Hemos tenido una larga mañana con Sebastià en el hospital. Esto hubiese sido más sencillo si no olvida daba estúpidamente los documentos médicos en la casa. De acuerdo, diré en mi defensa que no pensé en ese asunto en ningún momento; tampoco mis padres dejaban a la vista esas cosas.

¿Sabes que dan atención pediátrica gratuita si tienes todos esos documentos?

No lo sabía.

En fin.

Planeaba regresar a la casa al instante. Lo juro. Pero, me ha llamado Ana para ir a comer a su casa. Sé que no debería distraerme, pero no recuerdo cuando fue la última vez que hablamos tomando una taza de café con calma.

La extraño.

Ella era la que me ponía al día con el Gran Hermano y el Sálvame.

─Estoy preocupada por la forma en la están viviendo en esa casa. Ya ha pasado un tiempo, ¿Por qué no tratas de alquilar un piso?

Ha pasado el tiempo, pero sigo teniendo que pagar deudas.

Sin contar, que vivir de esta forma me ha ayudado a ahorrar mucho dinero y a tener a los niños muy cerca. Creo que estaría muchísimo más preocupada si estuviesen viviendo en un sitio lejos de la mansión; tampoco gano demasiado como para pagar un piso en el barrio ultracaro de Marcel.

¿Cómo cazar a un millonario?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora