Capítulo 103| Un chantaje y la fortaleza de Clara

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Hola, chicos y chicas :)

Acá de regreso con esta nueva parte.

Que la disfruten mucho.

Nos leemos :)

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Haberlo pensando.

No es ironía.

¿Por qué me siento más presa en libertad que en la cárcel?

¿Qué pasó?

Marcel me comentó que habló con su padre sobre nuestro matrimonio. Y, en palabras textuales me dijo: "Te ayudaré. Solo síguele la corriente a mi padre". Eso es lo que he hecho con esta familia desde que me contrataron; seguirles la corriente. Este es el momento que me cuestiono la razón por la que rechacé a Julián. La vida me quiso dar una oportunidad pero la rechacé. Supongo, que debo tomar esto como karma. Es más, tanto es el karma que estoy viviendo que ahora mismo me debato en como terminar de colocar cerca de medio millón de canutillos a un vestido de noche que le estoy haciendo a Abril.

¿Se le puede negar algo a Abril? No. No cuando va a hacerme una súper publicidad en el matrimonio de su secretaria. ¿Por qué no obtuve un trabajo como ese? Ella le regaló un piso con piscina e hidromasaje. ¿Qué conseguí con Marcel? Amor. No es poca cosa. Pero, un piso en estos tiempos tan duros es una gran demostración de afecto.

─ ¿Falta mucho para que acabemos?─Llum me preguntó. La pobre debe tener las manos muy cansadas, ha estado ayudándome casi toda la semana con el asunto del vestido―. Tengo que practicar unas partituras.

─No te preocupes, gracias por ayudarme tanto─ le digo, sin perder de vista los canutillos que intento incrustar―. Descansa un poco las manos y luego practica lo que haga falta.

― Esta bien― Llum asintió.

― ¿Te pasa algo?― le pregunté. En su lugar correría para no volver a tocar un solo canutillo.

―Me gusta este vestido― Llum lo miró de arriba a abajo―. ¿Crees que puedo obtener uno parecido para el cierre de este año? Te prometo que seré la mejor de la clase. No obtendré menos de nueve en todas mis calificaciones.

― Sí. Está bien. Es solo que este vestido es para alguien mayor―le dije, creyendo que eran demasiados canutillos y formalidad para una preadolescente―. Podemos adaptarlo. Algo más juvenil y cómodo.

―Me gusta así. Es elegante. Las presentaciones de piano son así. También usan maquillaje. Mucho. Se ven muy bien.

Mi sexto sentido dice que algo anda mal aquí―. ¿Te puedo decir una cosa?― le pregunté, y ella asintió rápidamente―. Cuando tenía tu edad quería ser mayor para irme de casa. Entones, me gustaba ponerme los vestidos de mamá y maquillarme para imaginarme ese momento. ¿Puedo preguntar si quieres huir de casa?― le pregunté, en tono divertido.

― Claro que no, Clara― Llum sonrió.

― ¿Entonces, crees que hay algo que debo saber?

―No, nada.

― Lluma. No se lo diré a nadie. Solo quiero saber. Tal vez puedo darte algún buen consejo―le dije. He aprendido que a los hermanos menores no hay que presionarlos mucho―. De hecho, podemos suponer. ¿Está bien que suponga que te gusta alguien?

― ¡No! ― se tapó la cara, y ante mi insistencia reconoció―. Digo, puede ser.

― ¿Y ese chico te dijo algo sobre cómo te ves?― le pregunté, conteniendo mis ganas de decir alguna estupidez.

¿Cómo cazar a un millonario?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora